Malas notas

Estamos, pues ante una vergüenza y una gran decepción frente a las grandes expectativas creada en torno a la llamada revolución educativa

Es realmente increíble, luego del volumen de recursos que se están gastando en el renglón educativo, que la República haya sacado malas notas en evaluación de desempeño, lo que significa que poco estamos logrando en el mejoramiento de un área vital para el desarrollo y futuro del país.

Hemos quedado en la cola, o sea en el último lugar en el ranking de 72 países que participaron el año pasado en la evaluación internacional de rendimiento escolar, conocida como pruebas PISA, que mide las competencias de lectura, ciencias y matemáticas de los estudiantes de Media.

Estamos, pues ante una vergüenza y una gran decepción frente a las grandes expectativas creada en torno a la llamada revolución educativa, ya que como advirtió en su oportunidad el ex presidente Leonel Fernández, el avance en esa materia no puede verse supeditado únicamente a una cuestión de volumen de recursos disponibles.

Si fuera por este único aspecto, que nadie duda es de extrema importancia, deberíamos haber sacado notas sobresalientes en la evaluación realizada por Pisa y ahora el peor ejercicio que podemos hacer es lamentarnos. En su lugar debemos examinar en qué hemos fallado y emprender reformas serias y reenfocar todos los programas educativos.

Afortunadamente, la primera reacción del ministro de Educación, Andrés Navarro luego de dar a conocer el informe de Pisa va en una dirección proactiva, que de ser aplicada de forma sostenida y programática, puede revertir el mal puntaje con que ahora aparecemos frente a la comunidad internacional.

El desempeño de los 4,935 estudiantes de 196 centros educativos, seleccionados para participar por primera vez, en Pisa, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos,  por sus siglas en inglés, que auspicia la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pone en evidencia las debilidades del sistema educativo nacional.

Como respuesta, resulta estimulante que Navarro haya anunciado que su gestión centrará las inversiones en la formación de los docentes, en la correcta aplicación del nuevo currículo por competencias y la mejoría de la gestión de los centros educativos.

Es de esperar que basado en tres pilares: formación de los profesores, aplicación rigurosa del nuevo currículo basado en competencias, y mejora sustantiva en la gestión de las escuelas, podamos tener esperanzas de que dentro de tres años se comiencen a experimentar mejoras en los indicadores de evaluación a nivel nacional.

Hasta ahora, gran parte de los recursos del 4 por ciento del PIB han sido utilizados en la construcción y mejoramiento de la infraestructura de planteles escolares y era una inversión necesaria para evitar que en algunas zonas se impartiera docencia debajo de árboles o de locales inseguros, pero es obvio que se descuidó la formación docente, sin la cual no puede esperarse estudiantes bien preparados.

En consecuencia, es crucial un reenfoque en el uso de esos fondos y en un escrupuloso seguimiento a las nuevas estrategias educativas, además de velar por un manejo serio y transparencia de todos los recursos para evitar deficiencias e irregularidades.