Barcelona.- Un grupo de 34 científicos especialistas en carbono (CO2) y políticas del clima ha firmado una carta donde han puesto en duda la solidez de un protocolo internacional que aplican algunas empresas que consiste en compensaciones voluntarias por el exceso de contaminación, al considerar que no es suficientemente exigente.
La compensación voluntaria de carbono es la aportación económica que hace una empresa para participar en proyectos destinados a equilibrar las toneladas de CO2 que ha generado.
La contribución se dedica a comprar créditos de carbono, cada uno de los cuales equivale aproximadamente a una tonelada métrica de CO2 reducido, evitado o capturado.
Ejemplos de proyectos de equilibrio son la reforestación –para impulsar el efecto de sumidero de carbono de los árboles–, la sustitución de combustibles fósiles por energías renovables, evitar la deforestación o el tratamiento de residuos.
La metodología, marcos y requisitos de este sistema de compensaciones los marca la organización Science Based Targets initiative (SBTi), quien asesora y orienta a empresas e instituciones financieras de todo el mundo para que fijen objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
La carta emitida por los 34 científicos, publicada en la revista ‘Nature’, cuestiona los últimos postulados de esta organización.
Los científicos firmantes opinan que SBTi ha rebajado la exigencia de los criterios sobre las compensaciones de CO2 y alertan de que sus postulados carecen de evidencia científica y son poco transparentes.
Así, los científicos piden rescindir la declaración del SBTi hasta que se aborden adecuadamente las directrices en torno a las compensaciones de carbono.
«Es necesario rigor al interpretar los objetivos de descarbonización y compensación de emisiones», explicó el investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Josep Peñuelas, que es uno de los científicos firmantes de la carta.
Si bien Science-Based Targets se creó «en base a un compromiso vinculado a la investigación y la evaluación», Peñuelas consideró que actualmente «está aflojando en sus valores fundacionales».
Peñuelas apuntó que, en lugar de dar prioridad a la evidencia científica, el SBTi se basa en informes voluntarios de las grandes empresas y ha recordado que, si bien «la evidencia científica no es perfecta, es la herramienta más cercana para entender qué está pasando y qué puede pasar», en un contexto de emergencia climática.
Otro investigador español del CREAF perteneciente al grupo de los 34 científicos firmantes, Jordi Martínez Vilalta, reforzó también el argumento de que «rebajar la exigencia de los criterios sobre las compensaciones de carbono no ayuda a solucionar la crisis climática, sino más bien lo contrario».
Además del CREAF, en la carta han participado representantes de las universidades británicas de Cambridge y Oxford, de la University of Queensland (Australia), la University of Amsterdam (Holanda), del Center for International Climate Research (Noruega), del ETH Zürich (Suiza), sumado a las instituciones americanas University of California Berkeley, University of New Mexico y University of California Santa Barbara, entre otras.