Londres.- El número de personas desnutridas en el mundo se incrementó un 35 % en 2021 hasta más de 750 millones y se espera que siga en aumento por el impacto de la degradación ecológica, afirma un estudio difundido este miércoles.
El Informe sobre la amenaza ecológica (IAE), elaborado por el australiano Instituto para la Economía y la Paz (IEP) con datos de Lloyd’s Register Foundation World Risk Poll, analizó qué países corren mayor riesgo de conflicto, disturbios civiles y desplazamientos causados por la degradación ecológica y los eventos relacionados con el clima.
Los investigadores examinaron 228 países y territorios, 3.638 distritos administrativos y 250 ciudades y evaluaron su capacidad para gestionar esos desafíos desde ahora hasta 2050.
El informe destaca que hay 27 Estados -23 de ellos, en África y Oriente Medio-, hogar de unos 768 millones de personas, que están en un «punto crítico».
Entre ellos figura, en posición 27, Venezuela, en América Latina. En primer lugar está Burundi, seguido de la República Central Africana y Chad, a los que suceden otros como Afganistán (9); Haití (17); Irak (18) o Siria (20).
En general, el estudio revela que al menos 41 países se enfrentan actualmente a una «grave inseguridad alimentaria», que se prevé que se deteriore por «el aumento de la degradación ecológica, la inflación y la guerra entre Rusia y Ucrania».
La inseguridad alimentaria «está relacionada con el estrés hídrico» -cuando más del 20 % de la población no tiene acceso a agua potable limpia-.
Unos 1.400 millones de personas en 83 países afrontan «estrés hídrico extremo» -muchos en el África subsahariana-, dice el estudio, que prevé que para 2040 varias naciones europeas experimentarán algún tipo de presión en ese sentido, incluidas Grecia, Italia, los Países Bajos y Portugal.
Los investigadores señalan que el número de megaciudades podría aumentar de las 33 actuales a 47 en 2050, de las cuales las que afrontarán los mayores retos son Kinshasa, Nairobi y Lagos.
Más del 60 % de estas grandes urbes se encuentran en países con un bajo índice de paz. Tienen además «las tasas de crecimiento demográfico más altas, el saneamiento más deficiente, los niveles más altos de delincuencia menor y organizada y una contaminación del aire generalizada», mantiene el estudio.
Los autores constatan que la contaminación del aire tiene un coste global de 8,1 billones de dólares al año, o el 6,1 % del producto interior bruto (PIB) mundial, y se cobra anualmente entre 6 y 9 millones de vidas.
Por otra parte, prevén que los 40 países con la paz más baja aumenten su población en 1.300 millones de aquí a mediados de siglo, lo que representa el 49 % del crecimiento de la población mundial.
Precisamente, los países que afrontan las peores amenazas ecológicas verán los mayores incrementos. Se calcula, por ejemplo, que la población del África subsahariana aumentará en un 95 % en las próximas décadas.
Steve Killelea, fundador del IEP, ha declarado que, de cara a la COP27 en Egipto, los países deben buscar «soluciones sistémicas» para confrontar los efectos del cambio climático, invirtiendo en «desarrollar resiliencia a largo plazo», con programas de desarrollo que se centren en «las microempresas que capturan agua y mejoran la agricultura y en la manufactura con valor añadido».