SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Durante más de medio siglo sus bizcochos han endulzado el paladar de generaciones de dominicanos y, aunque por su avanzada edad ya no los hace, supo cultivar esa tradición entre sus descendientes.
A sus 95 años recién cumplidos, Ana Rita Tolentino, cariñosamente apodada Doña Nitín, destila esa vitalidad que caracteriza a toda mujer trabajadora.
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Asegura que aunque su suegra le enseñó a hacer dulces ella “se fajó” para que su familia saliera adelante gracias a ese único patrimonio.
A inicios de los 90 del pasado siglo XX fue reconocida en la ciudad que la vio crecer, Higüey, como uno de los símbolos que caracterizaban por la época a la villa de los milagros. Pero poco más tarde se trasladó a la capital para enseñar lo que mejor hacía: la repostería.
Los familiares de Doña Nitín aseguran que aunque muchos han variado la forma tradicional de hacer los dulces ellos conservan la receta original porque consideran que es la que les ha ganado la fama durante más de medio siglo.
Wanda, hija de Enrique, uno de sus descendientes, también es repostera y sigue los pasos de su abuela con un negocio similar.
Doña Nitín, con su lúcida memoria, dice que es preferible ganar menos en un bizcocho que hacerlo mal. Con ese consejo sus descendientes y amigos saben que ella se refiere a que hay que hacer bien todo lo que se propongan en la vida.