La columna de Miguel Guerrero
Como siempre que trato el tema del fracaso de la llamada izquierda revolucionaria, cuyo caso más patético por estos litorales es Cuba, la columna del martes de esta semana titulada “Un falso camino de redención”, generó muchos comentarios en Acento.
Me llamó especial atención el intento de corrección que enviara José Luis Mendoza Bautista, “conductor-productor” de Amé Sport Center, canal 47, quien a mi referencia de que a esa izquierda no le “basta” en su terquedad el triste final del Muro de Berlín y de los gobiernos comunistas del Este europeo, señaló (cito): “ Cuando se refiera(sic) a la proporción de algo enorme se escribe/dice ‘vasto’, cuando se reclama el fin de algo entonces es ‘basto’”.
La observación provocó una más interesante reacción de otro asiduo crítico lector, Alejandro Ottenwalder Rivas, quien en evidente arranque de entusiasmo, se destapó con lo siguiente (también cito): “Ahí se ve el nivelazo del autor.
Sólo son faltas lo que le diga el corrector de Word (o pages que el opensource es demasiado comunista). Un basto (sic) vocabulario haría falta para decir vasta (sic) a tales maneras de dejar en evidencia”.
¡¡Ofrézcome!!, me dije, me lo tenía bien merecido.
Aunque pensándolo bien tal vez sería buena la idea de enmendarle también la plana a Espasa-Calpe, que en su diccionario (edición 2005) nos señala que el vocablo “basta”, del verbo bastar, se conjuga como ser suficiente, en la tercera persona del singular (el, ella, usted) del presente indicativo.
Por ejemplo, “le basta por ella misma” y en la segunda persona del singular (tú) imperativo. Un texto en el que igualmente se afirma que la palabra ¡basta!, así con signo de exclamación, suele usarse para poner fin a una acción o discurso, por lo que en base a ello me permito el atrevimiento, sin reclamar ninguna autoridad, de decir “¡basta!” si no les basta con lo que han hecho.
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