LA PAZ.- Cientos de médicos bolivianos marcharon este viernes pidiendo al Gobierno mejores condiciones de seguridad para ejercer su trabajo en hospitales públicos, al mismo tiempo que recordaron a dos médicos fallecidos por un virus que causa preocupación en la población de Bolivia.
El inicio de la movilización fue en las puertas del Hospital General de La Paz, un recinto de casi cien años que es el principal receptor de enfermos y heridos de la ciudad de casi un millón de habitantes.
Muchos galenos con batas blancas y tapabocas cortaron el paso de una avenida central para recordar con una misa a los médicos Ximena Cuéllar y Gustavo Vidales, fallecidos hace un mes y esta semana, respectivamente, a causa de un virus que les provocó fallas orgánicas múltiples.
En declaraciones a Efe, el presidente del colegio Médico de La Paz, Luis Larrea, manifestó que el motivo de la protesta fue para «sensibilizar a la población» y que se sepa en qué condiciones los médicos ejercen su labor.
«Vemos hospitales en decadencia, que se están cayendo y no vemos equipamiento moderno», aseguró.
En media calle se improvisó un pequeño altar en el que un sacerdote hizo la celebración religiosa y en cuya mesa se pusieron fotografías de Cuéllar y Vidales junto a una bandera boliviana.
La marcha atravesó el centro de La Paz y finalizó en las puertas del Ministerio de Salud, donde se hicieron explotar petardos y se pidió la renuncia de la ministra Gabriela Montaño, a la que los manifestantes acusaron de supuesta incapacidad para manejar el brote del virus, que causó la muerte de un paciente además de los dos sanitarios.
«No tenemos las condiciones para poder atender a la población en las condiciones apropiadas», dijo a Efe el secretario ejecutivo del Sindicato de Ramas Médicas de La Paz, Fernando Romero.
Este dirigente señaló que el principal problema fueron las insuficientes medidas de «bioseguridad» al momento de atender el caso de la doctora Cuéllar hace un mes y luego la situación del médico Vidales.
Cuéllar fue la primera en sufrir los síntomas de arenavirus, que inicialmente no fue identificado y fue tratada por Vidales cuando llegó al Gastroenterológico del Hospital General de La Paz.
Algunos médicos mencionaron a Efe que las «únicas» medidas de seguridad son una «el mandil, un par de guantes y un barbijo desechables y un gorrito», que «no los protegen de enfermedades virales», y que en la ciudad ningún hospital tiene una unidad para pacientes aislados.
Romero afirmó que el virus es la fiebre hemorrágica boliviana, un mal endémico de una región amazónica situada en el noreste de Bolivia, que por muchos años se ha mantenido aislada con solo unos pocos casos.
El portador del arenavirus es un roedor silvestre de nombre Calomys que «ha ido escapando» de ese lugar y «ha llegado muy cerca de zonas con mucha población», como algunas subtropicales del occidente del país, aseguró Romero.
El virus afecta también a un tercer médico, Marco Ortiz, cuyo estado de salud es delicado puesto que también presenta fallas en varios órganos, según reportes de autoridades en sanidad del país.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Bolivia manifestó este pasado jueves que el brote de arenavirus está contenido y no existe riesgo para la población en general.
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