A esa conclusión llegaron varios padres de familia, en una encuesta realizada sobre la preferencia de sus niños entre Santa Claus o Papa Noel y los tres Reyes Magos, para recibir los esperados regalos en tiempos de Navidad. Algunos consideraron que era mejor Santa Claus porque traía los regalos el 24 o el 25 de diciembre, mientras que los Reyes Magos lo hacían el 6 de Enero, y que según los niños, que no son muy pacientes, es mejor pájaro en manos que mil volando.
De acuerdo a la encuesta, los padres de familia manifestaron que la noche, antes del Día de Reyes, resulta antieconómico para los niños dejar provisión a los camellos, que cargan los juguetes, y también a Melchor, Gaspar y Baltazar, porque no todos disponen de dinero para obtener yerbas, galletas, dulces y otras golosinas tradicionales, al tomar en cuenta la carestía de la vida.
Al mismo tiempo, se quejaron por la aparición de maleantes, suplantadores de los reyes Magos, que mantienen en jaque a la sociedad y son los denominados Reyes Malos, que operan a cualquier hora del día y de la noche, conocidos como Malechor, Malgastar y Vaasaltar, cuyas monturas son rápidos motores. Estos, en lugar de dejar regalos los arrebatan a la mala.
En la encuesta, los padres de familia entienden que para recibir los regalos de Santa Claus, lo único que se requiere de los niños, es su buen comportamiento en los hogares, escuelas y colegios, e insistieron en manifestar que mejor es uno que tres, al referirse a Papa Nouel y a los tres Reyes Magos. Pero, también lamentan que niños consentidos reciban regalos, cuyos progenitores no dan importancia a su inconducta.
La tradición importada de Santa Claus, se introdujo en el país desde hace muchos años, y en una tienda de regalos de la calle El Conde, en esta capital, se exhibía en su vitrina, a ese personaje vestido de rojo y blanco, con una copiosa barba blanca y tocado con un gorro, adornado con una borla del mismo color, y su sonrisa con el grave sonido de jo jo jo jo.
Para los niños de a mediados del siglo pasado, era un paseo obligado, ir a la zona colonial, y detenerse frente a la vitrita de esa tienda para ver al simpático Santa Claus y oír su sonora y contagiosa sonrisa. Pero ahora la mayoría de las tiendas del país, y especialmente en esta capital, exhiben efigies de este legendario personaje, que prácticamente ha opacado, o mejor dicho, casi anulado a los tradicionales Reyes Magos.
Ante la popularidad de Papa Noel, los cinco de enero, en un esfuerzo por mantener la tradición, tres personas, cabalgando, en briosos corceles, representando con vistosos atuendos a los Reyes Magos, desfilan por las calles de la zona colonial, saliendo del cuartel del Cuerpo de Bomberos, llegando hasta la Iglesia de las Mercedes para entregar sus regalos al niños Jesús, en un elaborado nacimiento preparado al efecto. Miles de niños, en compañías de sus padres, presencian este desfile que recorre varias calles del mencionado sector.
El 6 de enero, de cada año, el país conmemora el Día de Reyes, recordando el momento en que tres magos del Oriente, guiados por una estrella llegaron a Belén de Judá, hasta una humilde casa donde estaba el niño Jesús, el Salvador del mundo, y lo adoraron, entregándole oro, incienso y mirra. El niño Jesús nació en un pesebre, porque no había lugar en el mesón para su madre María y José.
Todos hemos anhelado la llegada del 24 de diciembre y el 6 de enero, en que primero Papá Noel, y después los Reyes Magos, aparecen con sus bolsas cargadas para traer los regalos que más esperan los niños, y porque no, también los adultos.
Algunos le escriben cartas, otros cuelgan botas en la pared y otros, incluso, esperan a Santa Claus con galletas y un vaso de leche. Pero en realidad, ¿conoces de dónde surge este fantástico personaje y cómo ha evolucionado a través del tiempo? Por eso los niños insisten que es mejor uno que tres.
¿Quién de niño no ha soñado con que llegue Santa Claus por la chimenea o toque a la puerta y verlo aparecer con su traje rojo y blanco; su barba poblada, larga y completamente blanca y su sonoro jo jo jo jo.
Sólo cierra los ojos por un instante y piensa en Santa Claus. Inmediatamente te transportarás al Polo Norte, lleno de nieve, y verás en tu mente una fábrica gigantesca de juguetes y regalos que Santa traerá en un trineo volador el día de Navidad con sus famosos renos con Rudolph y su nariz roja a la cabeza.
Pero realmente Santa no viene del Polo Norte. ¿Sabías que fue un obispo turco que vivió en el siglo IV? Santa Claus, aquel hombre de barba blanca, patriarcal, protector, bonachón y tierno, que trae regalos a los niños y le imprime gran alegría a esta celebración, se derivó de la historia de San Nicolás, un obispo de Mira, que se distinguió por su generosidad y amor hacia los niños.
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