La historia se cuenta según le interesa a quienes la narran. En promedio, cada 28 días, el cuerpo de mujer biológica, en etapa reproductiva se prepara para la procreación, reproducir la especie.
El término menstruación procede del latín mensis «mes» (del griego mén ‘mes’ y méne ‘luna’) que evoca una relación con los ciclos lunares mensuales. La naturaleza eligió el cuerpo de mujer para replicar los ciclos de la luna.
La capa interna del útero, conocida como endometrio es la mesa donde se va a servir el mejor manjar para el invitado, el cual llamaremos, óvulo fecundado.
El endometrio es la tierra fértil donde deberá crecer la semilla de la vida; la madre naturaleza lo prepara como el mejor labrador lo haría con la tierra. De no llegar el óvulo fecundado, la naturaleza no se desanima. Remueve el banquete de la capa interna del útero, lo que conocemos como sangre menstrual y se prepara para el próximo ciclo menstrual, con la esperanza de lograr gestar la vida.
La sangre menstrual está compuesta por nutrientes. ¿Sabías que la sangre menstrual contiene más células madre que las obtenidas de la médula ósea?.
La sangre menstrual, de ninguna manera es un desecho, son nutrientes que en este ciclo menstrual ya hicieron su labor y deben continuar nutriendo la tierra. En la naturaleza nada se desperdicia, todo sirve, todo se reutiliza.
*¿Por qué aprendimos que la menstruación es sucia, que huele mal, que debemos avergonzarnos de ella?
*¿Cómo entender que es normal menstruar todos los meses, pero que nadie puede percatarse que sangras, que debemos ocultarla cueste lo que cueste?
*¿A quién se le ocurrió enemistar a las mujeres con su propio cuerpo?
*¿Quiénes se benefician de que menstruar se viva como una enfermedad o una discapacidad?
La menstruación les recuerda a las mujeres que tienen cuerpo. Cuando ser mujer duele, el cuerpo se expresa a través del dolor menstrual, proceso biológico intrínseco del cuerpo de mujer.