Un eclipse, un fenómeno raro de la naturaleza que representa tanto en la mística, en las energías, el movimiento de los astros y la expresión artística. Las redes sociales tienen días anunciando un gran eclipse, el cual no pudo ser visto desde Santo Domingo por muchos no solo por la lluvia sino por falta de recursos que aseguren la seguridad de los ciudadanos para verlo.
Por supuesto el caos que hubo en la Plaza de la Cultura tuvo más que ver con el hecho de que los lentes para poder ver el eclipse se estaban repartiendo de manera gratuita. Para un país en donde habemos millones de habitantes, los organizadores del “magno” evento decidieron que cinco mil lentes serían suficientes, de los cuales solamente dos mil fueron repartidos en una Plaza de Cultura que parecía un mar de almas en el purgatorio pidiendo auxilio, como si los lentes fueran a salvarlos de una muerte repentina. Por supuesto los policías querían obstruir el paso y acaparar los lentes para repartirlos entre ellos, queriendo controlar incluso donde se decidían parar las personas, como si por ser empleados del estado tienen más derecho al territorio nacional.
Lo que más pena me dio, de todo, fue ver una Plaza de La Cultura donde lo que menos se apreciaría es un buen cuidado de las artes, las ciencias y de nuestro patrimonio. Ojalá que dentro de los proyectos de reestructuración empiecen a invertir en el arte público, en espacios bien conservados que inciten a que los jóvenes vayan a leer, a compartir, a tocar música en los jardines y a conocer cosas nuevas que lo inciten a ser más productivos y a no tener mentes ociosas que den lugar a pensamientos de actividades impuras como la corrupción, las drogas y la falta de priorizar sus estudios.
Mientras las instituciones públicas que tengan a cargo el promover las ciencias humanísticas estén concentradas en asegurar sus botellas antes que verdaderamente fomentar el potencial de los artistas dominicanos y atraer inversión del sector privado a sus obras, promoverlas y hacer entender que el trabajo de estos artistas que es igual de digno que el de un banquero, un empresario o el de un contable, seguiremos teniendo un país lleno de dirigentes con mentes eclipsadas.
Recomendación de la semana: Conocer las obras de Manuel Mera en Nueva Dimensión.