Mentir contra la República Dominicana, como lo ha hecho con despliegue de descaro el secretario general de la Organización de Estados Americanos (0EA), Luis Almagro, es oficio de moda en una comunidad internacional que pretende que un país pobre cargue solito con todo el peso de otro más pobre.
Desde mediados del siglo anterior hay en Naciones Unidas una conclusión fatal sobre el futuro de Haití: su salvación es la migración masiva de sus nacionales, y aunque en el informe de los expertos se habla de que el destino deberían ser otros países con menos población y mayor extensión territorial, en la práctica el único que encontraron abierto fue el de RD, que cuenta apenas 48,311 kilómetros cuadrados y una densidad poblacional 206,58 habitantes por kilómetro cuadrado.
Almagro llama a los países a aprovechar los aportes de la inmigración y no se entiende cómo es que no busca tales beneficios para su país que es el Uruguay, que tiene 176, 215 kilómetros cuadrados en los que podrían caber cuatro República Dominicana, que ronda los diez millones de habitantes mientras que la referida nación sudamericana tiene apenas 3.2 millones.
¿Cuántos miles haitianos puede recibir Uruguay para que comparta con nosotros los beneficios de la inmigración?
El se inventó que Haití estaba recibiendo un gran flujo de nacionales haitianos deportados desde la RD y que el panorama se deterioraba cada vez más, con razón dirige una entidad que cada vez tiene mayor desprestigio y menor influencia.
De su lado, Bocchit Edmond, representante permanente de Haití ante la OEA descubrió que las deportaciones podrían generar una crisis humanitaria, en un país que lleva más de doscientos años padeciéndola
Crisis humanitaria podría generarla en la región la desestabilización de la República Dominicana, que si queda condenada a la importación permanente de pobreza, se convertirá en otro Estado inviable.
La crisis humanitaria en Haití se debe al hecho que así como debe figurar entre los países más pobres del mundo, debe estar entre los más desiguales, un grupito con una capacidad de compra muy superior al de las elites latinoamericanas, mientras la inmensa mayoría resuelve sus necesidades fisiológicas en las vías públicas.
En esa misma onda se inscribe la payasada de José Miguel Vivanco, el director para las Américas de Human Rights Watch, que hizo una rueda de prensa para presentar invenciones absurdas, que un país que ha reconocido la condición de dominicanos a todos los que estaban asentados de forma irregular en su registro civil, lo que ha hecho es desnacionalizar, que la nación que ha dado oportunidad gratuita de alcanzar un estatus legal a casi 300 mil haitianos, está violando derechos humanos, o cualquier otra ligereza.
Nos es la primera vez que un gobierno tiene que encarar sus fabulaciones, el presidente colombiano Alvaro Uribe se vio precisado a decir “quiero recordarle al señor Vivanco que no es nuestro profesor de derechos humanos y que no lo recibimos como tal. Que aquí le perdimos el respeto hace mucho rato”.
Preparados habrá que estar para el falso informe que saldrá de una visita de la comisión de la OEA, porque no se envía con la intención de observar la realidad, sino como instrumento de presión y de chantaje contra el país.
Desde todos los países se deporta pero a nadie ha pedido observar ese protocolo, porque es un tema de seguridad nacional, si el país que lo ejerce no se llama República Dominicana.