SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los violentos enfrentamientos escenificados este miércoles frente al Congreso nacional nos recuerdan nuevamente que no hemos aprendido a respetar los derechos y las opiniones de otros que difieren de nuestra posición.
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Independientemente de la causa enarbolada por cualquier grupo, debemos respetar el derecho del bando opuesto a protestar, vociferar y expresar su punto de vista, porque así está dispuesto en la Constitución de la República. No es que estos derechos se apliquen selectivamente ni a nuestra conveniencia. De eso se trata la libertad de expresión, que debe ser aplicada a todos por igual, libertad por la que hemos luchado durante tantos años y en la que se han obtenido avances significativos en nuestro país.
Además, es injusto poner en juego la seguridad de otros ciudadanos ajenos a estas causas, además de crearles dificultades con entorpecimiento del tránsito y la obstrucción de vías de acceso a zonas aledañas.
Perdemos todos como sociedad cuando somos testigos de estos métodos incivilizados de los que recurren a la violencia para hacerse escuchar, porque finalmente el mensaje que querían transmitir se diluye, quedando grabadas las imágenes de los que tiraron piedras y dispararon indiscriminadamente, en vez de la causa por la cual luchaban inicialmente.
Es tiempo ya aprender a garantizar la democracia y la libertad que ofrece a los ciudadanos no recurriendo a la violencia que impide la convivencia civilizada, sin la cual la sociedad se ve sumergida en la anarquía y la incertidumbre.