No corresponde a la Iglesia Católica ni a sus líderes decidir acerca del sistema electoral dominicano al afirmar que sus cotidianas intervenciones en el debate político los distrae de la misión pastoral que de ellos esperan los feligreses.
Guerrero sostuvo que el tema de la reelección y la reforma constitucional son asuntos que deben resolver el Congreso, los partidos allí representados y los electores “no el cardenal ni los obispos”.
“La oposición de la jerarquía católica a la reelección del presidente Medina tiene su origen en la reforma del Código Penal que flexibiliza las sanciones a la interrupción del embarazo por causas que ya la mayoría de los países democráticos han adoptado y que la Iglesia se resiste a aceptar invocando razones de orden religioso, tratándose de un tema esencial de salud pública, que debe asumir el Estado”, dijo.
Agregó que la relevante participación de la Iglesia católica en cuestiones concernientes a la actividad política y económica y el debate institucional relacionado con el funcionamiento de la democracia, “es un absurdo en un estado moderno, con una Constitución liberal que consagra la libertad religiosa, lo que le confiere privilegios negados a otras congregaciones, como las evangélicas de gran y creciente aceptación en el país”.
Guerrero dijo que los católicos “ansían ver a sus obispos y sacerdotes más entregados a cuestiones relacionadas con la fe y consagrados a su misión pastoral, velando por la protección de la infancia, condenando la pederastia entre sus miembros y promoviendo una vida de humildad en el seno de sus congregaciones, no entregados a discusiones tan mundanas como la situación energética, la reforma constitucional, y el debate de la reforma fiscal todavía pendiente, para citar solo algunos”.
Autor de trece libros, incluyendo “El golpe de estado. Historia del derrocamiento de Juan Bosch”, en el que se analiza el determinante rol jugado por la Iglesia en el derrocamiento del gobierno constitucional de Bosch el 25 de septiembre de 1963, el veterano periodista dijo que el tema de la reelección presidencial fue tratado en la Constitución vigente con un criterio muy personalista por el entonces presidente Leonel Fernández”.
“De un sistema basado en dos mandatos consecutivos como máximo, el señor Fernández propició una reforma para mantener vigente su ambición de poder, a despecho de sus muchas reiteradas protestas a favor del sistema estadounidense, de manera que regresar mediante otra reforma a dicho sistema no sería otra cosa que restaurar lo que él con tanto fervor y empeño defendió, mientras le fue provechoso”, dijo.
Guerrero recordó incluso que la mayoría de los obispos se manifestaron en el pasado a favor de ese sistema con lo cual “entran ahora en contradicción en el debate de un asunto estrictamente político, ajeno a su competencia religiosa”.
El periodista y escritor consideró que los líderes de la Iglesia Católica “no desperdician oportunidad alguna para intervenir en la discusión de los temas relacionados con la vida política de la nación, trazando normas y pautas al quehacer partidario, suplantando con su tácito consentimiento a los dirigentes de los partidos, desplazándolos de los grandes titulares, como si sus opiniones fueran determinantes en la solución de los problemas nacionales, y con los medios fascinados por tan insólito accionar”.
Dijo, además, que a despecho del Concordato, el Estado nacional es laico y desde ese criterio deben partir las políticas públicas y las grandes decisiones de la República, incluyendo las concernientes a la Constitución y sus leyes.