En menos de año y medio, Luis Abinader ha debido designar tres distintos ministros de la Juventud.
Nunca he comprendido bien la necesidad de ese ministerio, creado por la Ley 49-00. Según su sitio web, su objetivo es garantizar el compromiso del Estado con las políticas a favor de la población menor de 35 años “en la educación, salud, cultura, deporte, recreación, participación social y política, trabajo y capacitación para el empleo”. Casi nada, jejeje…
Tras la separación del cargo (sin sometimiento judicial) de las dos anteriores encargadas de tan magna tarea, ahora el nuevo ministro es un sociólogo de 25 años, Rafael Félix García. Sus coetáneos lo queman en las redes por su proclividad a lucir camisetas y gorras con imágenes del asesino comunista Che Guevara y estrellas rojas del marxismo. Ojalá sea cuestión de moda y no ideología.
Como quiera, ¿algún resultado justifica la existencia de ese ministerio flagrantemente improductivo? Con tanta chulería mediática por los aciertos del presidente Abinader, quizás le convienen críticas constructivas (sin provocación por torpes avispas).
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