Alguien me comentaba que si tenemos un ministerio de la juventud, debe haber otro para la vejez y otro para la niñez; que si tenemos uno de la mujer, procede otro para el hombre y, para que no nos armen líos, hasta para los homosexuales. Es decir, de seguir manejándose este asunto con los mismos criterios que hasta hoy, se deben establecer los que faltan. !Oh, Dios, ilumínanos!
A mi juicio, la idea de tener diferentes ministerios basado en la edad y sexo es propio de aquellos que se empeñan en dividir la familia, discriminar, fomentar la desigualdad de género, complicar el sistema burocrático, dar tajadas a grupos políticos y gastar dinero de forma poco productiva.
En una nación de escasos recursos, que busque el desarrollo integral del individuo y la sociedad, lo que procede es tener un Ministerio de la Familia o de Bienestar Familiar, que nos abarque a todos. De manera tal, que los servicios para niños, jóvenes, ancianos, mujeres, hombres, pueden coordinarse desde diferentes departamentos. Podemos hacerlo, de la misma manera que tenemos una vivienda, con diferentes habitaciones, pero bajo la misma dirección. Facilitaría el proceso de coordinación con otros organismos públicos y privados, en áreas como salud, educación, deportes, pequeñas empresas, organización comunitaria, aprendizaje de oficio, etc. ¡Lecciones y servicios para todos!
Sabemos que la familia es el órgano más importante de la sociedad. Visualizo un Ministerio de la Familia apoyando sus actividades, ayudando a hacer realidad sus sueños, planes, proyectos y esfuerzos; apoyando niños, jóvenes, ancianos, sin importar el sexo. La lección seria estupenda: la familia unida y activa como en el hogar.
Un Ministerio de la Familia debe ser algo así como la mano amiga del hogar, el lazo que une, que da paz, el vecino a llamar. No debemos fomentar la desigualdad, ni discriminar ni separarla con ministerios diferentes para cada miembro. ¡Todos unidos! Garantiza eficiencia en los servicios y ahorro en el gasto burocrático.
Indiscutiblemente, desde el Ministerio de la Familia, a través de sus diferentes departamentos especializados, se pueden alcanzar metas que contribuyan a satisfacer las necesidades de los miembros de la familia, en cada etapa. Desde ese solo organismo, trabajando para todos sus integrantes, la familia se sentirá aliviada, esperanzada y hasta contribuirá al mejor desempeño de la institución, que visualizo insertándose en las comunidades, organizándola y educando.
Además, este Ministerio desde las alturas, enviará el mensaje de que con la familia unida, todo es posible, pues con la carga más liviana y con esperanza de ser compartida, produce el mágico encanto de llevarla con placer.
¡Aboguemos por un Ministerio de la Familia o tendremos que sufrir el establecimiento de los demás!
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