Como seres humanos somos dados, en algún momento, a criticar lo que no está de acuerdo con nuestro gusto, y lo malo del caso es no aportar nada para dejar de lado esa actitud. Criticamos destructivamente los defectos de los demás, pero no los nuestros, creyendo que somos perfectos e infalibles, craso error. Nos olvidamos de la autocrítica, que es un recurso que sirve para enmendar nuestros errores.
La crítica puede ser destructiva. Está en la Biblia, Gálatas 5:15, «Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros».
El criticar a otros a menudo abarca la necesidad de la autocrítica. Está en la Biblia, Mateo 7:1-5, «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano».
Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.
Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto.
El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: Querido, estás mirando un espejo.
Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás.
Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas es más fácil negarlas que reconocerlas, por eso es necesario hacer a un lado el orgullo pues sólo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos.
Los que critican también serán criticados. Está en la Biblia, Lucas 6:37-38, «No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir».
La mejor protección contra la crítica es una conciencia clara. Está en la Biblia, 1 Pedro 3:16, «Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo».
El que encubre sus faltas no prosperará, más el que las admite y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email