Además de atracos a mano armada en las calles con balances mortales, en los últimos tiempos se han reactivado los asaltos en casas habitadas, una práctica que hasta hace poco ocurría de forma aislada o esporádicamente.
Además de las pérdidas materiales, estos robos provocan trastornos emocionales e incrementan el estado de inseguridad en familias que ven amenazada la paz en sus hogares.
Ante los hechos que se difunden a través de los medios, los ciudadanos se sienten potencialmente expuestos en cualquier momento a pasar de simple observadores a víctimas directas de estos malvados.
El más reciente fue el caso de la familia Bordas, en Santiago. Mientras estaban reunidos, un grupo penetró a la vivienda y a pesar de que no opusieron resistencia, al marcharse hirieron de cuatro balazos a uno de sus miembros.
La casa de la periodista Loyda Peña, del periódico Hoy, también fue desvalijada mientras ella estaba en el trabajo.
Igual situación confrontó el humorista Boruga cuando al llegar a su casa encontró los rastros dejados por ladrones que le sustrajeron una serie de pertenencias personales.
También fueron asaltadas las oficinas donde opera el programa semanal que produce Iván Ruiz, productor del Show del Mediodía.
En algunos casos como en la vivienda de Loyda Peña, el modus operandi es ladrones bien vestidos que penetran sin hacer ruido, al parecer con equipos sofisticadas, y logran salir con los artículos sustraídos de forma discreta, al punto que vecinos pensaban que era personal de una empresa que reparaba equipos.
Estos robos han trascendido por tratarse de personas conocidas de los medios y la pregunta relevante es: ¿no habrá otros muchos casos en barrios y sectores de la ciudad donde sólo se comentan entre vecinos?
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