Redacción internacional.- Manette Baillie, a sus 102 años, ha hecho historia en Gran Bretaña al convertirse en la paracaidista más longeva del país. En un acto que desafía las expectativas y rompe con los estereotipos sobre la tercera edad, Manette saltó de un avión desde una altura de 2.134 metros en el aeródromo de Beccles, Suffolk, realizando su primer salto en paracaídas. Este increíble logro no solo marca un récord, sino que también refleja la vitalidad y el espíritu aventurero de una mujer que se rehúsa a dejar que la edad limite sus experiencias.
Manette Baillie no es ajena a los desafíos. Durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió en el Servicio Naval Real Femenino (WRENS), demostrando su coraje y dedicación desde temprana edad. A lo largo de su vida, ha buscado nuevas experiencias, y su salto en paracaídas es solo el último ejemplo de su sed de aventura. Este evento se suma a su ya impresionante lista de logros, como la vez en que celebró su centenario conduciendo un Ferrari a 210 kilómetros por hora en el circuito de Silverstone.
El salto en paracaídas de Manette Baillie no fue solo una hazaña física impresionante, sino también una celebración muy especial de su último cumpleaños. A sus 102 años, decidió conmemorar este hito con una experiencia que la llevaría a nuevas alturas, literalmente. Pero esta celebración tuvo un propósito aún mayor: recaudar fondos para una causa benéfica cercana a su corazón.
Manette escogió realizar su primer salto en paracaídas en tándem no solo por la emoción de la aventura, sino también para contribuir a la comunidad que ha sido parte integral de su vida. Tras el salto, describió la experiencia como “sin aliento” y admitió que fue “un poco aterrador”. Sin embargo, su valentía no se limitó al salto, sino que se extendió a su compromiso con los demás.
El acto de saltar de un avión fue también una oportunidad para apoyar al Benhall Ex-Servicemen’s Village Social Club, un lugar significativo para Manette y la comunidad local. A través de esta hazaña, no solo celebró su vida, sino que también recaudó dinero para la renovación de este club social, que ha sido un pilar en la vida de los exmilitares y sus familias desde su construcción hace 80 años, tras la Segunda Guerra Mundial.
La vida de Manette Baillie es un testimonio de valentía y aventura, marcada por momentos históricos y decisiones audaces que reflejan su espíritu indomable. Durante la Segunda Guerra Mundial, Manette sirvió en el Servicio Naval Real Femenino (WRENS), donde su papel fue crucial en el esfuerzo bélico británico. Este servicio no solo demostró su compromiso con su país, sino que también sembró en ella un deseo constante de superar los límites, una característica que ha definido su vida desde entonces.
A lo largo de las décadas, Manette no ha dejado que su edad determine lo que puede o no puede hacer. Hace solo dos años, en una celebración igualmente impresionante, conmemoró su centenario al ponerse al volante de un Ferrari en el famoso circuito de Silverstone. Con una velocidad que alcanzó los 210 kilómetros por hora, demostró que la emoción y el deseo de aventura no disminuyen con los años. A pesar de su avanzada edad, Manette sigue conduciendo su propio coche, una prueba más de su independencia y vitalidad.
Las decisiones de Manette a lo largo de su vida, desde su servicio durante la guerra hasta su reciente salto en paracaídas, han sido guiadas por un deseo inquebrantable de aprovechar cada oportunidad. Su filosofía de vida se centra en no dejar que las limitaciones físicas o la percepción de la edad le impidan disfrutar de nuevas experiencias. Esta perspectiva la ha llevado a buscar siempre lo extraordinario, inspirando a otros a hacer lo mismo.
Manette Baillie no solo es conocida por sus audaces hazañas, sino también por el poderoso mensaje que comparte con las personas mayores: nunca es demasiado tarde para vivir plenamente y seguir adelante con determinación. A sus 102 años, Manette se ha convertido en una inspiración para muchos, especialmente para aquellos que se acercan o han superado la marca de los 80 y 90 años.
En sus propias palabras, Manette desea que “otras personas que se acercan a los 80 y 90 años no renuncien a nada”. Este mensaje es fundamental para su filosofía de vida, que se basa en la idea de que la edad no debe ser una barrera para seguir explorando, aprendiendo y disfrutando de nuevas experiencias. Su reciente salto en paracaídas y su anterior experiencia conduciendo un Ferrari son solo manifestaciones de esta creencia profundamente arraigada.
Manette atribuye su longevidad y energía a tres elementos clave: la comunidad, los amigos y estar entre la gente. Según ella, estos factores han sido fundamentales para mantener una vida activa y significativa. A pesar de los desafíos que acompañan a la vejez, Manette cree firmemente en la importancia de mantenerse conectada con los demás y de participar en actividades que promuevan la interacción social.
Además de su vida activa, Manette también subraya la importancia de utilizar el tiempo y la salud de manera productiva. Reconoce que ha tenido la suerte de mantenerse en buena forma física y mental, y siente una responsabilidad de hacer algo positivo con esa suerte. Esta visión es la que la ha motivado a seguir buscando nuevas aventuras y a fomentar valores de comunidad y solidaridad, especialmente en su trabajo para mejorar el Benhall Ex-Servicemen’s Village Social Club.
El compromiso de Manette Baillie con su comunidad es tan fuerte como su espíritu aventurero. Una gran parte de la motivación detrás de su reciente salto en paracaídas fue su deseo de recaudar fondos para el Benhall Ex-Servicemen’s Village Social Club, un lugar que ha sido un pilar en la vida de la comunidad, especialmente para los exmilitares y sus familias. Este club social, que fue construido hace 80 años para aquellos que regresaron de la Segunda Guerra Mundial, es un espacio donde Manette ha pasado muchos momentos valiosos, y es aquí donde continúa participando en actividades sociales, como jugar juegos de mesa.
Manette ve el club como un símbolo de la solidaridad y el apoyo que han caracterizado a su comunidad a lo largo de los años. A través de su salto, no solo celebró su vida y vitalidad, sino que también buscó devolver algo a un lugar que ha significado tanto para ella y para muchos otros. La recaudación de fondos tiene como objetivo renovar y mejorar las instalaciones del club, asegurando que siga siendo un centro de encuentro para las futuras generaciones.
Para Manette, apoyar al Benhall Village Hall no es solo un acto de nostalgia, sino una inversión en el futuro. Su intención es “ayudar a mejorar las cosas para la próxima generación”, asegurando que el legado de camaradería y servicio que el club representa continúe vivo. Este enfoque subraya la importancia que Manette otorga a la comunidad y a la solidaridad intergeneracional.
A través de sus esfuerzos, Manette demuestra que la verdadera longevidad no se mide solo en años vividos, sino en el impacto positivo que uno puede tener en los demás. Su ejemplo inspira a personas de todas las edades a no solo buscar sus propias aventuras, sino también a contribuir al bienestar de su comunidad.
La vida de Manette Baillie es una prueba viviente de que la edad no es un límite, sino una oportunidad para seguir explorando, aprendiendo y creciendo. Su mensaje para quienes se acercan a la tercera edad es simple y directo: “Simplemente, sigan adelante”. Este consejo encapsula su filosofía de vida, una que ha adoptado con cada nuevo desafío y aventura que ha emprendido a lo largo de sus 102 años.
Manette no solo predica la perseverancia, sino que la practica a diario. Desde su servicio en la Segunda Guerra Mundial hasta sus recientes logros, como su salto en paracaídas y su participación en la recaudación de fondos para la comunidad, ha demostrado que el impulso por mantenerse activa y comprometida con la vida no debe desaparecer con la edad.
Para Manette, uno de los secretos para una vida plena y longeva es mantenerse involucrado en la comunidad y rodearse de amigos y seres queridos. Ella subraya la importancia de la interacción social y de continuar participando en actividades que brinden alegría y sentido a la vida. Este enfoque no solo ha mantenido su cuerpo activo, sino también su mente ágil y su espíritu joven.
Su consejo de “seguir adelante” es un llamado a no rendirse ante las dificultades que pueden surgir con la edad. En lugar de centrarse en lo que se ha perdido, Manette anima a las personas mayores a buscar nuevas experiencias y a continuar persiguiendo sus pasiones, ya sea a través de actividades físicas, como lo ha hecho ella, o mediante la conexión con su comunidad y seres queridos.
El mensaje de Manette trasciende las barreras de la edad y se convierte en una fuente de inspiración para personas de todas las edades. Al continuar desafiándose a sí misma y al fomentar valores de comunidad y perseverancia, Manette Baillie no solo ha dejado un legado de aventuras, sino también un modelo a seguir para aquellos que buscan vivir una vida significativa y plena, sin importar su edad.
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