Los comunistas dominicanos, aparte de nunca sacar una gata a orinar en las elecciones, han hecho un enorme daño a la sociedad dominicana, que comoquiera puede enorgullecerse de nuestra sexagenaria democracia, estabilidad, crecimiento e innegables avances sociales y económicos. Décadas de terrorismo, matarse entre ellos, y ataques a la democracia tras la revolución de 1965 fueron afortunadamente infructuosos. El daño continúa con su incesante difamación de empresarios cuyas inversiones, trabajo y fe en su país han superado todos los intentos de malos políticos para contrariar el progreso. Esa propaganda risible busca que el pueblo crea que Cuba, Venezuela, Nicaragua y similares paraísos proletarios son sociedades mejores que la nuestra. Ahora el jefecito del antiguo PCD retoma su cantaleta de que exitosas industrias privadas, que fueron mixtas, debieron ser estatizadas, para correr la suerte de CORDE, el CEA y la CDE. Arguye que el empresariado depende de “exoneraciones, exenciones, evasiones, sub-valuaciones y sobre-valuaciones” del “régimen neocolonial y empresarial de Abinader, los Vicini y el Comando Sur”. Al presidente que nombró a su hijo Pavel ministro de Economía, lo insulta e irrespeta llamándolo “turquito engolfado, empresario metido a político y aliado carnal del gran capital”. La verdad que ante tantos disparates, y peor la prensa que le da cancha, hay que redefinir el significado de narcisismo…
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