Moscú.- El enemigo número uno del Kremlin, Alexéi Navalni, no verá la luz hasta 2050 puesto que la Justicia rusa condenó este viernes al líder opositor a otros 19 años de cárcel por extremismo, es decir, por denunciar la corrupción en las más altas esferas del poder.
Al más puro estilo estalinista, el juez del Tribunal Urbano de Moscú apenas tardó unos minutos en dictar sentencia durante una vista celebrada dentro de la prisión en la que Navalni ya cumple nueve años por estafa.
Mientras, el presidente, Vladímir Putin, que ordenó su envenenamiento en 2020, según el opositor, celebraba una reunión del Consejo de Seguridad sobre la estabilidad interna, amenazada en tiempos de guerra por la supuesta quinta columna liderada por Navalni.
Navalni, de 47 años, tendrá que servir la pena en una cárcel con régimen especial, donde se recluye a los presos reincidentes o aquellos que han recibido cadenas perpetuas.
La prensa local explicaba que será probablemente trasladado a una penitenciaría lejos de Moscú sin acceso a visitas ni derecho a correspondencia.
Durante los últimos dos años el opositor se ha mostrado activo en las redes sociales, donde colgaba periódicamente comentarios críticos con el poder.
Navalni compareció sonriente y con uniforme de presidiario en la vista celebrada en la prisión de la región de Vladímir, a unos 200 kilómetros de Moscú.
Los servicios penitenciarios impidieron la entrada a los padres del condenado y a los periodistas, que tuvieron que seguir la audiencia por televisión desde otra habitación.
Navalni, que había pronosticado que recibiría una condena «estalinista» de 18 años, recordó la víspera que aún debe ser juzgado por un tribunal militar por terrorismo, lo que podría acarrearle, según sus previsiones, otros diez años.
Navalni no saldrá en libertad mientras siga en el poder Putin, quien muy probablemente se presentará a la reelección en 2024, según la oposición extraparlamentaria.
El opositor ha condenado desde la cárcel la «guerra criminal» emprendida en Ucrania por el jefe del Kremlin, al que acusó de enviar «al matadero» a cientos de miles de rusos.
Pero ese no es el motivo de su condena. Ni siquiera su capacidad de convocatoria, que le permitió sacar a la calle a más de 100.000 personas para protestar contra el fraude electoral en 2011, la mayores manifestaciones antigubernamentales desde la caída de la URSS.
El opositor, cuyo nombre y apellidos Putin se niega a pronunciar, es acusado de crear una organización extremista, en alusión al Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), fundado en 2011 e ilegalizado hace dos años.
El FBK irritó sobremanera al Kremlin por que denunció el enriquecimiento ilícito de los altos funcionarios, incluido el presidente, Vladímir Putin, al que acusó en 2021 de tener un suntuoso palacio a orillas del mar Negro.
También publicó investigaciones sobre las fortunas amasadas por primer ministro, Dmitri Medvédev, el fiscal general o directivos de bancos estatales.
Además, Navalni fue condenado por financiar e instigar actividades extremistas, crear una organización que atentó contra los derechos de los ciudadanos e involucrar a menores de edad en acciones peligrosas, en referencia a manifestaciones opositoras no autorizadas.
Navalni pidió la víspera a sus correligionarios que no se rindan y que sigan protestando contra el Kremlin, aunque esa protesta sea silenciosa.
«No hay nada vergonzoso en elegir la forma más segura de la protesta. Es vergonzoso no hacer nada y dejarse intimidar», aseguró.
Por de pronto, su equipo ha convocado una campaña mundial de protesta llamada «Putin, asesino» que transcurrirá el 20 de agosto con ocasión del tercer aniversario del envenenamiento de su líder en Siberia.
«Miedo, violencia, asesinato, eso es lo que ha sostenido al régimen de Putin ya durante 20 años (…) Putin, asesino. Gritémoslo tan alto como sea posible», señala el anuncio.
Precisamente, sus aliados denunciaron hoy que el juez Andréi Suvorov, fue asesorado durante el juicio por un agente del departamento de protección del orden constitucional del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), la misma estructura que supuestamente organizó el intento de asesinato del opositor.
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