“Negra, el trabajo es similar al de un escolta”, dijo a esposa uno de los exmilitares colombianos muertos en Haití

El llamado lo hicieron, desde la ciudad de Neiva, Giovanna Romero Dussán, esposa del sargento, así como las hijas y padres del militar de 45 años que había viajado a ese país el pasado 5 de junio.

REDACCIÓN INTERCIONAL.- Un grito de angustia lanzaron los familiares del sargento primero en retiro del Ejército Mauricio Javier Romero Medina, quienes pidieron la repatriación del cuerpo del militar que murió en la ciudad de Puerto Príncipe tras el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse.

El llamado lo hicieron, desde la ciudad de Neiva, Giovanna Romero Dussán, esposa del sargento, así como las hijas y padres del militar de 45 años que había viajado a ese país el pasado 5 de junio.

“Suplicamos al Gobierno que nos oriente y ayude en las diligencias a que haya lugar para traer el cuerpo y darle cristiana sepultura en Neiva, su tierra”, afirmó Giovanna Romero, y agregó que los padres del sargento “están llenos de dolor por todo lo que ha sucedido”, dijo en una entrevista del medio de comunicación El Tiempo de Colombia.

Cuatro días después de los hechos en Haití, la familia del sargento no ha tenido ningún tipo de comunicación con las autoridades de ese país “y esa situación de incertidumbre aumenta nuestro dolor”.

Giovanna aseguró que “ni siquiera hemos podido saber dónde tienen el cuerpo de mi esposo ni los de las otras personas que murieron”.

A la comisión de la Policía Nacional que viajó a Haití “les suplicamos se comuniquen con nosotros e informen quién tiene el cuerpo, o qué debemos hacer para su repatriación”.

“Mauricio no es mercenario, ni asesino. Fue un militar correcto, un hombre de valores y principios que por encima de todo amaba a su Ejército”, dijo.

Considera que 2 hijos y 20 años de matrimonio son tiempo suficiente para conocerlo y saber quién era como persona, «pues estoy segura de que jamás hubiera participado en todo esto de lo que se habla”.

Reveló que quien lo contactó para viajar “a desarrollar un proyecto” fue Duverley Capador, que también fue abatido en Haití, y “lo llevó porque conocía las cualidades humanas de mi esposo y su buen desempeño en el trabajo”.

La última vez que la pareja habló por celular fue en la noche del 6 de julio, cuando él le dijo que se encontraba bien y le recalcó que su trabajo era similar al de un escolta.

“Siempre hablaba de un jefe al que protegía, pero yo no supe quién era ese jefe pues no me lo contó; él ha sido reservado con las cosas de su trabajo”, dijo.

En 2009 salió herido de dos impactos de fusil en sus extremidades inferiores cuando participó en la zona del Sumapaz en una operación de rescate de un ciudadano secuestrado. Se recuperó de las heridas y como premio al buen trabajo en su vida militar fue enviado 10 meses a la península del Sinaí.

Mauricio Javier Medina, que trabajó en batallones y brigadas del país, hizo curso de lancero en la Base Militar de Tolemaida, en Nilo, Cundinamarca, y fue instructor allí hasta el 2019, cuando decidió colgar el uniforme para disfrutar de la pensión.

Su esposa lo defendió y afirmó que en su folio de vida no hay amonestaciones, llamados de atención ni sanciones, “y lo que sí tuvo en sus 20 años de militar fue una lluvia de felicitaciones y condecoraciones”.

 

Fuente: EL TIEMPO