En el gobierno pasado la oposición frecuentemente escandalizaba denunciando nepotismo en las designaciones de empleos y favoritismo al asignar becas gubernamentales. En aquella ocasión dije que los hijos y sobrinos de los peledeístas tenían igual derecho, no más, que cualquier ciudadano, para optar por becas o empleos y que peor que favorecer a un familiar era escoger a un incompetente o a quien no merezca el puesto por sus propios méritos.
Ahora los diputados han escogido a la señorita María Elena Vásquez para encabezar una terna de candidatos al consejo de Pro-Competencia, para sustituir a su presidente Yolanda Martínez, cuyo período venció. Lo peor o quizás el único “pero” que habituales reperperosos dicen es que es hija del ministro del Interior, Chú Vásquez, pero ni «ji» de sus condiciones personales o excelencia profesional.
En este gobierno hay patéticos casos de familias enteras todos con grandes puestos sólo por ser hijos de antiguos jefes del perredeísmo. Distinguir entre favorecidos políticos y profesionales competentes, sean del partido que sean, ayuda a ser justos.
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