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Neuralgia pudenda: la enfermedad que impide sentarse y mantener relaciones sexuales

Quien la sufre suele referir un dolor crónico, que puede estar acompañado de estreñimiento, quemazón o pinchazos, escozor o dolor al orinar o defecar, que se agudiza al estar sentado y mejora al estar de pie.

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Redacción Internacional– ¿Te imaginas tener una enfermedad que te impide sentarte, que compromete tus relaciones sexuales y de la que te da vergüenza hablar por su naturaleza tan íntima? Pues tal es el caso de la neuralgia pudenda, una dolencia que puede hacerte la vida imposible porque el dolor que ocasiona afecta a zonas muy sensibles del cuerpo, la perianal y/o la genital.

Aunque infrecuente, esta dolencia existe y de acuerdo con el doctor José Mª Hernández García, de la unidad de tratamiento del dolor del hospital Nuestra Señora de América(Madrid), se debe al atrapamiento o compresión del nervio pudendo que, recordemos, es uno de los responsables del placer sexual tanto en los hombres como en las mujeres.

El atrapamiento de este nervio que se encuentra en la pelvis y tiene tres ramas que van a la zona rectal, al perineo y al clítoris o al pene, se puede deber a un traumatismo o accidente, a deportes como el ciclismo o el levantamiento de pesas, a infecciones como la prostatitis, a pasar mucho tiempo sentado, y también a cirugías como la episiotomía del parto.

Quien la sufre suele referir un dolor crónico, que puede estar acompañado de estreñimiento, quemazón o pinchazos, escozor o dolor al orinar o defecar, que se agudiza al estar sentado y mejora al estar de pie.

La mayoría de los pacientes suelen acudir a la unidad del dolor después de haber visto diferentes especialistas (urólogo, ginecólogo, cirujano, neurólogo) “sin que tengan un diagnóstico claro o una orientación de tratamiento”, según este especialista que trata una media de 8/10 pacientes al año con esta enfermedad y ha explicado a EFEsalud cuales suelen ser los tratamientos recomendados.

Tratamientos

En primer lugar está la fisioterapia o rehabilitación del suelo pélvico, pero si no hay mejora en la unidad del dolor de su hospital realizan inicialmente bloqueos anestésicos del nervio pudendo.

Se trata, afirma, de un “tratamiento sencillo, que suele ser molesto pero no doloroso y, en muchos casos, el dolor mejora durante meses”. Cuando el dolor vuelve este tratamiento se puede repetir sin ningún problema.

En los casos en que la mejoría con los bloqueos anestésicos no sea duradera, se realiza la radiofrecuencia pulsada de nervios pudendos. Este tratamiento se practica en quirófano, de forma ambulante, con anestesia local y si es preciso sedación del paciente (aquellos que lo precisen por ansiedad o nerviosismo).

“Se hace con la ayuda de ecografía o rayos x para localizar los nervios y consiste en la aplicación de un tipo de corriente de alta frecuencia (radiofrecuencia) durante 6 minutos que disminuye la irritabilidad de los nervios y suele mejorar el dolor de forma significativa. No es un tratamiento definitivo y puede requerir repetirlo al cabo de varios meses o años”

Para los casos más difíciles que no han mejorado con ningún tratamiento previo, lo que se plantea es el implante de electrodos de estimulación sacra.

Esta intervención se realiza en 2 fases: una inicial de prueba, en la que el paciente es portador de los electrodos durante un periodo de 2-4 semanas y si se obtiene mejoría, posteriormente necesita el implante de una pila, generador o batería (parecida a un marcapasos) que es la que administrará la energía para el alivio del dolor.

De acuerdo con el especialista, este tratamiento suele tener un alto grado de eficacia en casos difíciles.

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