El 48% de la población dominicana tiene menos de 18 años, esto implica que nuestro progreso económico y social esta íntimamente relacionado con las políticas y acciones dirigidas este segmento.
El país ha venido avanzando en materia de protección de los derechos fundamentales de su población más joven. No obstante, resulta necesario continuar los esfuerzos en materia de salud y educación.
La mortalidad neo-natal, que representa cerca del 70% de las muertes infantiles, se ha mantenido estancada por dos décadas, con una tasa de 22 x 1000 nacidos vivos. Esta tasa responde a causas en su mayoría prevenibles, lo que reclama mejoras urgentes en el Sistema de Salud en materia de vigilancia.
En cuanto a la educación, el país cuenta con una alta asistencia (tasa neta de 92%, a partir del 2006), sin embargo el 26% de la población de 5 años está fuera del nivel pre-escolar obligatorio. El 48% de las mujeres y el 63% de los varones de 13 a 17 años no asisten a la secundaria, cifra que aumenta al 75% de las mujeres y al 85% de los varones en la zona fronteriza. El porcentaje de alumnos con edad superior al promedio es del 12% en la primaria y del 21% en la secundaria.
La pobreza, la carencia de partidas de nacimientos para asistir a la secundaria, la violencia en el hogar y fuera de él, el embarazo precoz y el abandono del hogar, son factores muy concretos que generan rupturas insalvables entre los jóvenes y la escuela.
La próxima generación requiere de un país con estabilidad y progreso económico, pero también donde haya mayores oportunidades para el desarrollo y mejor atención sanitaria.