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No cacarear mucho

Hay un refrán que dice: Uno es dueño de lo que calla, y escavo de lo que habla. Si nosotros habláramos menos, las cosas serian diferente. No criticaríamos a los demás, no hubieran chismes y enredos, nos evitaríamos el mil de problemas, por lo menos yo me los evitaría, y digo yo porque en mi país de origen dice uno: El burro delante para que no se espante.

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Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hay un refrán que dice: Uno es dueño de lo que calla, y escavo de lo que habla. Si nosotros habláramos menos, las cosas serian diferente. No criticaríamos a los demás, no hubieran chismes y enredos, nos evitaríamos el mil de problemas, por lo menos yo me los evitaría, y digo yo porque en mi país de origen dice uno: El burro delante para que no se espante.

Hay muchas personas que tienen problemas con la boca, es decir cacarean mucho. El escritor Sagrado del Libro de los Proverbios, Capitulo 13, Versículo 3 dice: Quien vigila su boca, guarda su vida; quien abre los labios, busca su ruina; y en Capitulo 18, Versículos 6 y 7 dice: Los labios del necio se meten en el proceso, su boca llama a los golpes. La boca del necio es su ruina, y sus labios una trampa para su vida.

Quiero contarles una historia que lleva por título: Las grullas y las piedras en el pico, y dice así: El caso de las grullas que habitan las montañas de Taurus al Sur de Turquía, cuando vuelan tienden a cacarear mucho, y todo eso ruido capta la atención de las águilas, las cuales se abalanzan sobre ellas y se las comen. Las grullas experimentadas por lo que les ha pasado evitan esa amenaza recogiendo piedras lo suficientemente grande como para llenarse el pico, esto les impide cacarear mientras vuelan, y así evitan convertirse en el almuerzo de las águilas.

Cuántos de nosotros pudiéramos evitar muchos de los problemas que nos buscamos, si aprendiéramos a controlar nuestra lengua. Cuánto dolor que causamos a los demás se pudieran evitar si guardáramos las palabras que salen de nuestra boca. En su Carta Santiago nos dice que la lengua es el órgano más pequeño, pero el que más daño hace. Cuantas muertes se pudieran evitar si controlásemos nuestra boca, cuantas peleas se evitarían, en fin sería muy grande la diferencia.

Tendemos a darle rienda suelta a nuestra lengua. Siempre digo que si el hablar y cacarear pagara impuestos, nosotros teníamos que tener un trabajo solamente para pagar los impuestos por lo mucho que hablamos, y muchas veces hasta decimos lo que otros nos dijeron, sin saber si es verdad o mentira lo que estamos diciendo.

En mi país de origen se usa mucho ese dicho: Uno es dueño de lo que calla, y esclavo de lo que habla. Se imaginan tener la boca llena de piedras todo el tiempo para no hablar de más. A mí me causa repulsión solo el pensarlo. Pero pensemos y reflexionemos, y pidámosle al Señor que nos ayude a crecer en este tiempo, pidámosle que nos enseñe a tener el ayuno de la lengua y de las habladurías y que nos ayude a crecer en el camino de la perfección hacia El.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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