Un cordial saludo a todos mis queridos lectores. Esperando se encuentren bien junto a sus queridas familias.
Muchas veces pensamos que llevamos mucha carga sobre nosotros, pero lo que hace por amor no pesa nada.
Muchas veces que no podemos presentarnos ante Dios por miedo a que seamos una carga para El, pues pensamos que al igual que nosotros, el amor de Dios es limitado y condicionado.
Cuenta la historia que un arqueólogo que en su viaje de arqueología fue a una montaña muy alta y nevada. Por aquel tiempo los templos estaban situados a gran altura y mucha gente que allí iban no volvía. Se llegaba a través de pequeños senderos a un borde del precipicio muy profundo y con nieve perpetua, cualquier resbalón podía cáusale la muerte a cualquier persona.
Aquel arqueólogo iba cansado, aunque llevaba poco equipaje, además según se asciende, se hace más difícil respirar.
Delante, a unos pasos de él, vio a un niño que no tendría más de ocho años, cargando a una niña de más o menos cinco años, y muy gordita sobre sus hombros. Él iba sudando, y respirando pesadamente, y cuando el arqueólogo le pregunto: Niño, debes estar cansado. Llevas mucho peso sobre ti.
Y aquel niño le respondió: Usted es quien lleva el peso, esto no es un peso, esta que llevo a mis espaldas es mi hermanita.
Aprendamos a llevar la carga de los demás, y veras que no pesan tanto.
Termino con esta lectura de San Pablo a los Romanos, Capitulo 5, Versículo 8, que dice: “Dios dejó constancia del amor que nos tiene, porque siendo todavía pecadores , Cristo murió por nosotros”.
Hasta la próxima y mucha bendiciones para todos.
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