Pídeme que deje de escuchar a Serrat
Que deje de leer a Cortázar
Que deje de leer a Sara Pérez
Que deje de estudiar feminismo
Que deje de compartir con mis amigas
Que deje de teorizar con Vianco y Edwin
Que deje de recibir los masajes de Tata
Que deje de escuchar el Matutino Alternativo
Que deje de trabajar en el consultorio
Que deje de hablar por el teléfono móvil
Que deje mis olímpicas caminatas en Las Terrenas
Que deje de bucear
Que deje de bailar perico ripiao
Que deje de bailar salsa
Que deje de visitar el Centro León de Santiago
Que deje de comer chivo con guineítos de la Linea
Que deje de comer cangrejo
Que deje de disfrutar complaciendo al “Bebo”
Que deje de visitar a mi hermana en Miami
Que deje de extrañar a Rocío Majluta
Que deje de tomar jugo de jagua
Que deje de priorizar mi relación de pareja
Que deje de tomar agua
Pero no me pidas que me desdiga,
Lo único que tengo es mi voz, mi palabra,
y sobre todo memoria.
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