SANTO DOMINGO.- El hijo del fenecido ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, diputado Orlando Jorge Villegas, desmintió desde su conocimiento que existiera algún tipo de conflicto entre su padre y el homicida Miguel Cruz.
“Yo conocía esa persona desde que nací y era muy conocida de mi familia. No sé qué le pasó por la cabeza”, dijo Jorge Villegas.
Señaló también que no tenía informaciones de que habían testigos en el momento del hecho y que el despacho del ministro mayormente permanecía abierto por la “sencillez y anti aparataje” con la que se manejaba.
Además, dijo que espera que la justicia actúe conforme a las leyes.
Igualmente señaló que su fe religiosa, que practica hace más de 20 años, no le permitiría guardar rencor.
Durante la misa de cuerpo presente de su padre, Jorge Villegas agradeció en nombre de la familia las muestras de solidaridad, el afecto y el cariño que han recibido en “el momento más difícil de sus vidas”.
Recordó que hace 11 años cuando regresó de Brasil le preguntó a su padre qué hacía en la política. En ese momento pasaba por circunstancias difíciles. Él dijo que “ha aprendido a servir al país y aún en momentos difíciles iba a estar”.
Asimismo, resaltó los valores que caracterizaban a su padre, a quien catalogó como un hombre que nunca se cansaba y siempre se mantenía de pie.
Agregó que Orlando siempre estaba en el edificio gubernamental trabajando y casi no tenían tiempo de verlo aunque le pedía en ocasiones que se juntaran para comer, no obstante, aseguró que era porque le gustaba y lo disfrutaba.
“Estaba en su mejor momento”, aseguró Jorge Villegas al pronunciar unas palabras en la misa.
Detalles sobre la muerte y el asesino
Fausto Miguel de Jesús Cruz de la Mota mató a Orlando Jorge Mera alrededor del mediodía del pasado lunes, en el despacho del funcionario.
Tras cometer el crimen, Cruz de la Mota, descrito por las autoridades y la familia Jorge Villegas como un amigo cercano de Orlando, huyó a la iglesia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, ubicada entre las avenidas Rómulo Betancourt y Enriquillo.
Al llegar a la parroquia exigió hablar con el sacerdote del lugar, José Arismendy de León Helena, confesando su delito al religioso, entregándole el arma homicida y solicitándole que intermedie con las autoridades para que le garanticen su vida.
Posteriormente al lugar se presentó el Ministerio Público y la Policía Nacional, apresando al homicida y trasladándolo de la iglesia.
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