El lunes, peledeístas y aliados amanecieron con el rostro iluminado por una sonrisa. El domingo habían efectuado en la Arena de Santiago la proclamación de la fórmula Danilo-Margarita, hecho que además arrastraba otras emociones.
No era el sello de la unidad monolítica del PLD, que se ratificó aquí y que se había expresado en otros escenarios, sino el inicio de una nueva etapa en la campaña de esa organización, que además de presentar las cualidades de su candidato presidencial, pasará en lo adelante a promover lo de una mutual, armada en consonancia con los objetivos del nuevo gobierno peledeísta que se resumen en una guerra sin cuartel contra la pobreza, un impulso de los sectores productivos de la nación, la reforma del sistema educativo y la universalización de la seguridad social.
Como lo demostraron los discursos del acto, Margarita Cedeño de Fernández representa el complemento perfecto para una mutual invencible, no solo por la alta valoración positiva que ha cultivado en todos los segmentos del mercado electoral, lo que también se reproduce en intención de votos, sino, también, por las enormes coincidencias que hay entre la labor que ha llevado a cabo y el discurso de Danilo Medina.
El rostro de felicidad también había tenido como alimento un hecho sin precedentes: el que una figura como la de Leonel Fernández, que corresponde al círculo de los liderazgos más trascendentes de la política criolla, como presidente de la República y líder del PLD, asuma la fórmula presidencial de su partido con el mismo entusiasmo y dedicación que si se tratara de su propia candidatura.
En contraste, en la campaña de la fórmula Hipólito-Abinader, esta semana se le pegaba un boche al más bonito, y es que además de estar conscientes que el PLD le ha ganado la batalla de la percepción y la de la realidad, experimentaron un percance del que no sabían como desembarazarse.
Uno de los promotores externo de la campaña fue apresado y puesto a disposición de los trámites de rigor para su extradición hacia los Estados Unidos, solicitado por un grueso expediente de narcotráfico.
La decisión adoptada para salir de ese trance, fue la de compartir los perjuicios de imagen presentando la copia del cheque de una supuesta colaboración que el extraditable en cuestión habría hecho a la campaña del presidente Fernández en el año 2004, cosa extraña porque tal y como ha declarado el jefe de finanzas de esa campaña, el ingeniero Víctor Díaz Rúa, el presidente Fernández no recibía cheques a su nombre, y aunque ningún medio de ha ocupado de pedirles a los denunciantes que muestren el endoso, que es lo que determina si una persona ha cobrado o depositado un cheque, el infundio se hizo circular en forma profusa a través de las redes sociales.
Lo que está claro es que si el señor de “Renacer con Papá”, tuvo alguna vez aproximación al PLD, parece que percibió que no era la entidad apropiada para utilizarla como mampara de impunidad, y decidió procurarse otros aliados.
Pero además, Hipólito advirtió otra tronera, y confesó que la efectividad de los planes sociales que ejecuta el gobierno constituyen una debilidad para su candidatura, y para contrarrestarlos volverá a un camino que ya fue recorrido por su partido sin éxito en la pasada contienda presidencial: emitir un plástico ficticio que compita con el real y crear expectativas con la llamada Morena, menospreciando la sabiduría del pueblo.
No conforme, hizo otro regalito al profesar su admiración por métodos disciplinarios del trujillato que no tienen nada que ver con la sociedad que él está aspirando a dirigir en el siglo XXI.