República Dominicana es un país que ha sido bendecido por Dios, de distintas maneras, a través de las promesas hechas al patriarca Abraham, y no obstante ser parte de una isla, que comparte con la República hermana de Haití, tiene una extensión de 48 mil kilómetros cuadrados y una población de alrededor de más de 9 millones de habitantes, milagrosamente sobrevive pese a huracanes, sequías, terremotos y administraciones cuestionables que ha sufrido en los últimos 83 años.
Siempre se ha dicho que República Dominicana es un país rico, pero muy mal administrado, y sólo se benefician de la bendición divina unos grupitos poderosos que en lugar de servirle a su patria, se sirven de ella. En estos últimos años han surgido, de los gobiernos que hemos tenido, una casta de millonarios, que se han robado la bendición del pueblo, lucrándose indebidamente con los dineros del erario.
La bendición de Abraham, cae en los que ayudan a su descendencia que son los judíos, como está escrito en la Biblia, en Génesis 12:1-3: «Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu oparentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandecerá tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra».
Los que han robado la bendición de Dios, en cuanto a lo económico, han provocado una situación muy lamentable, porque debido a acciones corruptas, de todos conocidas, han hecho desaparecer a la clase media, a aumentar la pobreza de manera escandalosa, y la mendicidad se ha convertido en una calamidad endémica.
Es lamentable que algunos de nuestros políticos hayan querido tapar el sol con un dedo, pero la realidad es que el país está viviendo momentos difíciles, pero no es culpa del régimen del Presidente Danilo Medina, del que se espera importantes cambios, pese a que solo tiene un año en el poder, sino de algunos de sus antecesores.
En la actualidad el pueblo es víctima de una crisis económica heredada, inseguridad ciudadana, bajo nivel del sistema educativo, insalubridad, desempleo, narcotráfico, feminicidios, asaltos, robos en casas habitadas, estafas, violaciones, alto costo de la vida, crisis energética y otras lacras que nos acogotan.
Todo estos problemas, nos ha robado la bendición de Dios, la cual recibimos, cuando República Dominicana fue uno de los 13 países de América Latina que apoyó el reconocimiento del Estado de Israel, el pueblo escogido por Dios, ante las Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1947.
También traigo a colación que además, el país, en el 1930, recibió en su territorio a más de 100 mil judíos, cuando muchos países se abstuvieron de brindarle ayuda. Estos judíos encontraron un hogar en la comunidad de Sosúa, Puerto Plata, donde vivieron en paz. Durante la estadía de los judíos, la comunidad de Sosúa progresó, convirtiéndose en una rica elaboradora de productos lácteos, cría de ganado vacuno y producción agrícola. Todavía residen allí algunos descendientes de esos colonos judíos.
En cuanto a la migración de los hebreos, se estableció un museo, representando a las dos comunidades mencionadas, en la que se describe la conmovedora historia compartida por judíos y dominicanos, desde finales de la década del 1930, cuando los pueblos del mundo no estuvieron dispuestos a brindarle ayuda a los judíos, «la República Dominicana, les abrió las puertas de su territorio y los corazones de sus habitantes», destacó el Senador Estatal Eric Shneiderman, representante del Distrito 31, que incluye las áreas de Washington Heights e Inwood (Alto Manhattan), donde más dominicanos residen fuera de la República Dominicana.
Shneiderman explicó, que «a finales de la década de los 30, los nazis liderados por el dictador Adolfo Hitler, todavía permitían la inmigración de los judíos, pero, pocos países estuvieron de acuerdo con aceptarlos, no obstante, después de la Conferencia de Avían en el 1938, en la que 32 naciones de unieron para tratar la crisis de los refugiados, la República Dominicana acogió a los judíos».
El Senador Estatal, quien frecuentemente visitaba la República Dominicana, especialmente Sosúa y había promovido proyectos de inversión en el país, destacó que «el Comité de Distribución Judío-Americano facilitó el trabajo y brindó constante apoyo para que se establezca una comunidad judía de agricultores en Sosúa, Puerto Plata, los cuales, de inmediato comenzaron a cultivar la tierra con la ayuda de sus vecinos dominicanos y a la creación de lo que es hoy un pueblo próspero, conquista que con orgullo veneran».
David Kahane, uno de los refugiados, aún en su avanzada edad, recuerda que «fue una tarea dificultosa» y explicó además, que cuando llegaron los primeros refugiados, casi no había nada, dos barracones, no había luz eléctrica sólo una plantación de plátanos abandonada. «No obstante, añadió, emprendímos las labores productivas que se fueron fortaleciendo en el transcurso de los años, hasta convertir a Sosua en una de las comunidades más próspera de la Provincia de Puerto Plata».
Por coincidencias, las comunidades judía y dominicana comparten un extenso y poblado territorio de la parte norte de la isla de Manhattan.
Con motivo del Mes de la Herencia Dominicana, la Universidad Yeshiva, (Judía), celebró un acto que incluyó la exhibición «Sosua: Un Refugio de los Judíos en la República Dominicana, que revela la historia de los judíos que fueron forzados a tomar la terrible decisión de dejar sus casas y partir para un lugar extraño nunca antes visto, salvo en un mapa de Edith Gerstein, una refugiada de la ciudad de Viena que se asentó en Sosua, quien describió las experiencias del nuevo hogar, mientras que la refugiada alemana Ruth Kohn, relató que «a los judíos no les fue fácil acostumbrarse a los alrededores, todo éra difícil, el lenguaje, el clima, la situación social, pero estábamos a salvo».
Dice la Biblia que «Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En Ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham»,
Gálatas 3:6-8.
«La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella», Proverbios 10:22. Los que creen a Dios, a su palabra y la obedecen, deben orar para que nadie nos siga robando las bendiciones que este país ha recibido para el disfrute de todos sus habitantes.