Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
La alegría debe ser uno de los ejes dominante de nuestra vida. Una religiosa es como el sol en una comunidad. La alegría es el signo de una personalidad generosa. A veces es también un manto que encubre una vida de sacrificio y generosidad. Una persona que tiene este don alcanza a menudo altas cimas.
Hagamos que quienes sufren hallen en nosotros ángeles de consuelo. ¿Por qué el trabajo entre las cazuelas ha sido bendecido por Dios? No es ciertamente en consideración de determinadas cualidades personales, sino a causa de la alegría que las hermanas reparten a su paso.
La gente del mundo carece de nuestra alegría. Menos aún la poseen quienes viven en chozas. Nuestra alegría es el mejor medio para predicar el cristianismo a los paganos.
Vinieron algunas personas a Calcuta y antes de regresar a sus puntos de origen, me pidieron que les diese algo que pudiera servirles para vivir sus vidas de manera más provechosa. Le conteste: Sonríase de ustedes mismos unos a otros, sonrían a sus esposas, a sus maridos, a sus hijos, y a todos, sin mirar de quien se trata. Que en cada uno pueda crecer el amor día a día el amor reciproco a los hacía los demás. A ese punto, uno de los presentes pregunto: ¿Está usted casada? Contesté: Si a veces me cuesta sonreírle a Jesús, es verdad; a veces Jesús puede llegar a pedir mucho, pero si en tales ocasiones cuando Jesús no pide más, es cuando nuestra sonrisa resulta más hermosa. Esto es en realidad lo que Jesús nos pide que hagamos: Que amemos unos a otros, una vez y otra vez, como el Padre lo amó a Él. Y ¿Cómo El amó al Padre? Mediante el sacrificio: Entregándolo a muerte por nuestra salvación.
Si queremos de veras conquistar al mundo, no podemos con bombas ni con armas de destrucción. Conquistemos el mundo con nuestro amor. Entretejamos nuestra vida con eslabones de sacrificio y de amor y nos resultara posible conquistar el mundo.
Has la próxima y muchas bendiciones para todos.