SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los que asumen a Jesús como su Señor y Salvador nacen de nuevo, dejan atrás todos los tormentos y desesperanzas y empiezan a transitar por una nueva ruta de paz, tranquilidad, sosiego y amor.
Las vidas de los seres humanos están llenas de situaciones difíciles, de momentos donde no encontramos salidas a nuestros problemas, donde la oscuridad del túnel de las circunstancias ensombrece no solo el camino sino también nuestras ilusiones y sueños.
Para los que sienten que se le han cerrado todos las puertas y que su valor se ha perdido, para el que siente que no hay nada que hacer y que todo está perdido, para aquel que cree tenerlo todo pero que en el fondo no tiene nada porque su vida es un éxito económico pero un desastre familiar, moral y humano, para todos existe una vía que los convierte en una nueva criatura para la que, como dice 2da de Corintios 5:17, “todas las cosas viejas pasaron, todo es hecho de nuevo”.
Esa vía es Cristo Jesús. Cuando deambulamos por la vida sin tener un norte claro todo se torna difícil. Pero si Jesús está en nuestros corazones y toma el control de nosotros, todo empieza a cambiar radicalmente.
El Señor no le quita a nadie nada de lo que tiene ni de lo que hace. El Señor solo te pide que abras tu corazón y aceptes que él gobierne y dirija tu vida para llenarte de bondades y darte la vida eterna. El Señor no te quita, te pone. El Señor no te saca ni te limita lo que haces, por el contrario te perfecciona, te hace mejor, te abre nuevos horizontes en tus actividades y tareas cotidianas. Y hay muchas personas que creen en Dios y sienten que ya eso es todo. Pero no es solo eso, de lo que se trata no es solo de creer en Dios sino de creerle a Dios.
De entender que su hijo Jesús vino a entregar su vida por nosotros para que, como dice muy claramente el evangelio de Juan capítulo 3 versículo 16, “todo aquel que en él creyera no se pierda, más tenga vida eterna”.
Tenemos que abrir nuestros corazones y hacer que Jesús sea quien guíe nuestros pasos y nuestra vida. Y no se trata de una religión sino de una relación directa con él.
De tomar la Biblia como el manual de nuestras vidas y de congregarnos con hermanos que nos ayuden a mantener y profundizar la fe en quien nos dio la vida y tiene el plan de nuestro paso por la tierra.
Asumir que Jesús es Rey de Reyes y Señor de Señores, sin importar cual sea nuestra situación económica, social, política, moral o material, te permitirá caminar por la senda de la tranquilidad, la felicidad y la dicha. Y te dará una paz tan grande e imponente que nada podrá eclipsarla. Una paz que, como dice Filipenses 4:7, “sobrepasa todo entendimiento”.
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