Sídney (Australia).- El gobierno de Nueva Zelanda anunció este lunes una amplia batería de medidas para descarbonizar el país y combatir el cambio climático que afecta a un amplio rango de industrias, como el transporte, la agricultura o la generación eléctrica.
“Este es un día histórico en nuestra transición hacia un futuro con bajas emisiones (…) No podemos dejar el problema del cambio climático hasta que sea demasiado tarde para solucionarlo», apuntó en un comunicado la primera ministra, Jacinda Ardern.
Las medidas forman parte de un plan de 2,900 millones de dólares neozelandeses (1.820 millones de dólares estadounidenses o 1,750 millones de euros) destinado a implementar políticas que reduzcan las emisiones contaminantes en Nueva Zelanda durante los próximos cuatro años, especialmente en el sector del transporte.
«Las emisiones de nuestros sectores energético e industrial representan el 27 por ciento de nuestras emisiones totales y por eso nos comprometemos a ampliar de forma significativa el Fondo de Inversión Gubernamental para la Descarbonización de la Industria», remarca la ministra neozelandesa de Energía y Recursos, Megan Woods.
Como parte de este plan, el Ejecutivo de Wellington pondrá en marcha un sistema de préstamos para que las familias de bajos ingresos puedan adquirir vehículos eléctricos o híbridos de bajas emisiones a partir del próximo año, además de mejorar el acceso al transporte público así como a las vías peatonales y ciclovías.
El gobierno neozelandés, que pretende alcanzar las emisiones neutras para el 2050, pretende que para el 2035 el 30 por ciento de su flota de coches ligeros y todo el transporte público no emita gases contaminantes.
«Se prevé que (las medidas) reducirán las emisiones de carbono equivalente a retirar 181.000 vehículos de las carreteras desde hoy hasta el 2035», dijo en otro comunicado el titular neozelandés de Cambio Climático, James Shaw.
En el sector de la agricultura, el gobierno impulsará el desarrollo tecnológico para la reducción de las emisiones contaminantes, ayudará al sector forestal en programas para la captura de carbono y el uso de la biomasa como alternativa al carbón
Mientras, en el sector energético desarrollará estrategias para la descarbonización en la generación eléctrica.
El gobierno de Nueva Zelanda, cuyo Parlamento declaró en diciembre de 2020 la emergencia climática, se ha comprometido a implementar uno de los planes más ambiciosos del mundo en reducción de emisiones con el objetivo de que la temperatura global no aumente más de 1,5 grados con respecto a la época preindustrial.