Estoy convencido cada día más que la delincuencia no se combate aumentando el sueldo de militares, policías y población en general. El ingreso a diario de jóvenes en la redes de las nuevas industrias nacionales como son, sicariatos, robos, con escalamiento o sin él, narcotráfico, lavado, falsificaciones, clonación de tarjeta etc. va cada día en aumento. Es más atractivo para los jóvenes que teniendo ambiciones sin límites y llenos de arrogancia se lanzan como fiera con hambre para llenarse los bolsillos y aparentar lo que nunca soñaron ser con un trabajo lícito y honesto.
Las liricas en la música urbana pasa a ser un leitmotiv, un canto de luchas e inspiración a sus desenfrenados motivos.
Conozco un caso de una fiscal que mantiene a un grupo de jóvenes y le paga 20 o 30 mil pesos para sacar de circulación a determinadas personas.
Las mansiones, villas y carros de lujo, tantas veces denunciadas y mostradas por la tv, en alto mando militar y la tranquilidad con la cual estos y sus cómplices transitan por nuestras calles y playas extranjeras es el acicate para desde abajo hasta arriba y de arriba hasta abajo para que se enrolen en esta nueva industria.
Como usted puede llegar a pensar que todos los espectáculos internacionales y artista locales se abarrotan de gente a lo largo y ancho de nuestro país, como puede un joven pagar 2, 000,3000, hasta 5,000 y más sumándoles a esto, transporte, hotel, bebida, si lo hacen en el interior del país ¿de dónde sacan ese dinero? cuando estamos ante la presencia de una población con un alto desempleo y sueldo mínimo, la industria de la delincuencia es la que suple estos dineros.
Esto lo lleva a ellos cuando la vanidad lo arropa y desean obtener los celulares más modernos y los tenis Jordán de 18,000 o más pesos por que en los barrios las jeba se fijan primero en la pinta sobre todas la cosas.
La madrugadora bocinas defensora del actual estado de cosas empañan la realidad de los que pasa esquivando hablar de las nuevas industrias de la delincuencia.