REDACCIÓN INTERMACIONAL.- El envejecimiento es un proceso inevitable, pero recientes estudios de la Universidad de Stanford han arrojado nueva luz sobre los momentos clave en los que este proceso se acelera y cómo intervenir para mitigarlo. Lejos de ser un deterioro lineal, el envejecimiento presenta dos picos importantes, alrededor de los 44 y 60 años, según la investigación. Estos descubrimientos están cambiando la forma en que entendemos el envejecimiento, abriendo oportunidades para intervenciones más efectivas.
El estudio revela que, a los 44 años, el cuerpo experimenta una significativa pérdida de masa muscular y una disminución en el metabolismo de grasas y azúcares. Esto provoca un aumento de los niveles de colesterol y dificulta el mantenimiento de un peso saludable. Además, los signos visibles del envejecimiento, como la pérdida de elasticidad en la piel y las arrugas, comienzan a ser más evidentes. Según Michael Synder, genetista y autor principal del estudio, el entrenamiento de fuerza y una dieta adecuada son claves para mitigar estos efectos: “Es fundamental cuidar la alimentación y realizar chequeos médicos periódicos”.
A los 60 años, el cuerpo enfrenta nuevos desafíos, como la disminución de la función inmunológica y el riesgo creciente de enfermedades como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y insuficiencia renal. La investigación destaca que el envejecimiento natural provoca una pérdida anual del 1% de la función renal, que se acelera en personas con condiciones como hipertensión o diabetes. Fiona Loud, directora de políticas de Kidney Care UK, advierte sobre la importancia de reducir la ingesta de sal y evitar el tabaco para proteger los riñones.
La investigación no solo identifica los momentos críticos del envejecimiento, sino que ofrece estrategias preventivas. Una combinación de ejercicio regular, dieta equilibrada y chequeos médicos periódicos a partir de los 40 años puede ayudar a retrasar el proceso. Además, la ingesta de vitamina D, fundamental para la salud ósea, es esencial en esta etapa de la vida, según la Royal Osteoporosis Society.
Con estos hallazgos, el estudio de Stanford University plantea un enfoque proactivo para envejecer de manera saludable, sugiriendo que, aunque el paso del tiempo es inevitable, sus efectos devastadores pueden ser controlados con cambios en el estilo de vida y monitoreo médico adecuado.
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