En la República Dominicana, si algo ha mostrado grandes avances en dinamización y democratización es el proceso de comunicación. Junto con los avances técnicos del periodismo y la penetración de la radio y la televisión, la extensión del uso de las redes sociales y otros dispositivos de la sociedad de la información han contribuido a generar un ambiente distinto al que prevalecía hace apenas unos años en términos de la difusión de puntos de vista, informaciones, criterios y decisiones.
Las nuevas formas y métodos de divulgación e interacción comunicacional, suponen un desafío en lo que respecta a la percepción y el contexto de temas que antes eran tratados exclusivamente por grupos técnicos, especialistas, esferas de decisión y a lo interno de los partidos políticos.
Ahora, prácticamente todos los temas se constituyen en asuntos de deliberación pública. Lo que predomina, a pesar de cualquier pretensión secretista, son los escenarios transparentes que han influido en la dimensión que ha alcanzado la protección del derecho de los ciudadanos a la información.
De igual forma, la cobertura de los hechos políticos en los medios de comunicación junto con la circulación horizontal y en red de flujos comunicativos inciden directamente en los mismos y en el accionar de los actores, siendo ampliamente utilizados como referencia en el día a día de la agenda política nacional.
En estos nuevos escenarios, son relevantes las aristas políticas de la comunicación, pero lo es más la trama comunicativa de la política.
Comprender estas nuevas realidades y dimensiones de comunicación y política en una sociedad en ebullición informacional, como lo es la del siglo XXI, es un asunto cardinal para quienes actuamos en política, que sin darnos cuenta exacta de ello somos todos y todas.