Obama condena "repugnante" violencia del Gobierno sirio contra manifestantes

Barack Obama

Washington, EE.UU.- El presidente de EE.UU., Barack Obama, condenó hoy la «repugnante violencia» cometida por el Gobierno sirio contra «manifestantes pacíficos» hoy y en las últimas semanas, así como «todo acto de violencia por parte de quienes protestan».

En un comunicado difundido por la Casa Blanca, el mandatario reaccionó a las decenas de muertes de civiles y miembros de las fuerzas de seguridad que se produjeron hoy en Siria, durante las protestas políticas que se extendieron por todo el país y que fueron especialmente violentas en la ciudad meridional de Deraa.

El mandatario estadounidense extendió sus condolencias «a las familias y seres amados de todas las víctimas» e instó a las autoridades sirias a «abstenerse de desatar más violencia contra los manifestantes pacíficos».

Además, añadió, «los arrestos y detenciones arbitrarias y las torturas a presos de los que se ha informado deben terminar ahora, y debe permitirse el libre flujo de información para que pueda haber una verificación independiente de los acontecimientos del país».

Obama consideró que «hasta ahora», el Gobierno sirio «no ha respondido a las aspiraciones legítimas del pueblo sirio», que ha demostrado «un coraje y una dignidad extraordinarias» en su reclamación de «derechos universales que deben ser respetados».

«Es hora de que el Gobierno sirio deje de reprimir a sus ciudadanos y escuche las voces del pueblo sirio, que pide reformas políticas y económicas significativas», subrayó el presidente.

Las protestas convocadas para hoy en Siria, bajo el título «Viernes de la resistencia», lograron una importante participación pero desencadenaron en una de las jornadas más sangrientas desde que comenzó la revuelta a mediados de marzo.

Desde entonces, las protestas se han cobrado más de 100 muertos y han forzado la renuncia, el pasado 29 de marzo, del Ejecutivo de Mohamed Nayi Otri, quien fue sustituido cinco días después por el exministro de Agricultura Adel Safar, en unos cambios que se interpretaron como un intento del régimen por contener la revuelta.