La apertura fuera del país de dependencias gubernamentales, como INFOTEP, ha sido muy criticada. Recientemente la ministro de Cultura inauguró en New Jersey y Massachussets sendas oficinas para promover lo dominicano donde tenemos concentración de migrantes. No quisiera pensar la reacción de algunos patriotas si Haití hiciera similarmente en sus guetos aquí. Juzgar si esas oficinas dominicanas son necesarias o no, depende de empleados competentes, no vagos, y cuáles recursos y planes tenga cada misión. Pasa igual con muchos consulados, tantos que algunos no son reconocidos como tales por el Departamento de Estado. En otros los cónsules son políticos premiados para enriquecerse, aunque no sepan nada de inglés. Tenemos un canciller de lujo que prestigia a nuestra diplomacia, aunque arar con ciertos bueyes dificulte mejores cosechas. Ojalá las reformas y cambios esperados incluyan un profundo replanteo de para qué queremos o necesitamos muchos o pocos empleados estatales en el extranjero, que puede ser malo o bueno según sus resultados.
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