Kabul.- Al menos 104 personas han muerto en Afganistán por la virulenta ola de frío e inundaciones súbitas en las dos últimas semanas, afirmaron este lunes las autoridades del Gobierno interino de los talibanes, cuya decisión de prohibir a las mujeres trabajar en ONG ha sido criticada por dejar a millones de afganos desprotegidos.
«Según los datos del Ministerio de Gestión de Desastres, desde el pasado 10 de enero han muerto 104 personas en 15 provincias, 50 casas han resultado completa o parcialmente destruidas», dijo a EFE el portavoz del Ministerio, Janan Sayeq.
La fuente indicó que las bajas temperaturas, con mínimas que han rozado los -20 grados y cubierto de nieve buena parte del país incluyendo la capital, provocaron también el fallecimiento de unas 70.000 cabezas de ganado.
Entre las provincias más afectadas se incluyen las del noreste del país, explicó Sayeq.
Solo ayer en la provincia de Badakhshan, el Ministerio de Salud Pública afgano contabilizó 17 muertes debido al frío y a enfermedades respiratorias en apenas 24 horas.
Los talibanes, que se hicieron con el control de Afganistán en agosto de 2021, afirmaron que han enviado equipos de ayuda a las zonas más afectadas en coordinación con organizaciones gubernamentales y ONG. Sayeq señaló que 40.000 familias han recibido ayuda en el último mes.
MILLONES DESPROTEGIDOS POR VETO AL TRABAJO DE LAS MUJERES
No obstante, la reciente decisión de los fundamentalistas de prohibir a las mujeres trabajar en ONG ha sido criticada por la comunidad internacional, tanto por suponer un nuevo golpe a los derechos de las afganas como por provocar la suspensión de las actividades de las organizaciones y por poner en riesgo la ayuda humanitaria, en un país donde más de 20 millones de personas la necesitan para su supervivencia.
Así lo indicó el pasado viernes la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, tras una visita a Kabul en la que se reunió con líderes talibanes y durante la que exhortó a los fundamentalistas a retirar el veto al trabajo de las afganas en ONG nacionales e internacionales.
Afganistán ya se encontraba sumido en una profunda crisis humanitaria y económica antes de la llegada al poder de los talibanes, pero el aislamiento internacional y el bloqueo de los fondos de ayuda extranjera tras la caída del anterior Gobierno han exacerbado la situación de precariedad de millones de afganos.
A la crisis humanitaria se ha sumado un invierno particularmente frío, en un país que registra habitualmente muertes por las bajas temperaturas debido a la escasez de infraestructuras y servicios básicos, así como a la reducida calidad de las viviendas, a menudo simples tiendas de campaña en el caso de los más desfavorecidos.
Gran parte del territorio afgano está surcado por la enorme cordillera del Hindu Kush y registra temperaturas extremas durante el invierno.
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