Puerto Príncipe. – La violencia de las pandillas ha provocado el desplazamiento forzoso de 1,3 millones de personas en Haití, una cifra sin precedentes en la historia del país, informó este miércoles la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), agencia dependiente de las Naciones Unidas.
El dato representa un aumento del 24% desde diciembre de 2024, lo que confirma el rápido deterioro de la situación humanitaria en la nación más pobre del continente americano.
«Este incremento representa el mayor número de personas desplazadas por la violencia jamás registrado en el país», subrayó la OIM en su último informe.
Aunque Puerto Príncipe sigue siendo el epicentro de la crisis, la violencia se ha extendido a otras regiones, incluyendo los departamentos de Centro y Artibonito, donde decenas de miles de personas han sido forzadas a huir de sus hogares en las últimas semanas. Muchos de estos desplazados viven en refugios temporales sin acceso a servicios básicos como agua potable y atención médica.
La directora general de la OIM, Amy Pope, advirtió sobre la urgencia de actuar ante el drama humano que representa este desplazamiento masivo:
“Detrás de esas cifras hay muchas personas cuyo sufrimiento es inconmensurable”, afirmó.
La crisis se produce en un contexto de colapso político y económico, agravado por la creciente actividad de las pandillas, responsables de asesinatos, secuestros, violaciones y saqueos. Esta espiral de violencia ha convertido a Haití en un país prácticamente ingobernable, con una población sometida al miedo constante.
La situación se vuelve aún más crítica con la temporada de huracanes a punto de comenzar. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) alertó recientemente que no está preparado para responder a una eventual catástrofe natural. Según su directora regional, Lola Castro, el plan de ayuda humanitaria para 2025, estimado en más de 900 millones de dólares, apenas ha recibido un 8% de financiación.
En un país donde más de la mitad de la población sufre inseguridad alimentaria aguda, la combinación de violencia, desplazamiento y falta de recursos humanitarios amenaza con desatar una crisis aún más profunda en los próximos meses.
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