ROMA.- La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y otros organismos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, urgieron este miércoles a tomar acciones para reducir la crisis global de alimentación.
A un comunicado conjunto también se sumaron la Organización Mundial del Comercio y el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, que recordó que unos 350 millones de personas sufren inseguridad alimentaria en la actualidad.
«A nivel mundial, la pobreza y la inseguridad alimentaria están aumentando después de décadas de avances en materia de desarrollo», alertó el escrito.
Entre los motivos que han acrecentado este declive, la FAO cita la pandemia del coronavirus, el cambio climático y el aumento de las tasas de interés y la inflación a raíz de la guerra de Ucrania, que también ha empeorado los problemas de suministro de alimentos y materias primas.
«Se espera que esta situación empeore y se prevé que los suministros mundiales de alimentos caigan a un mínimo de tres años en el periodo actual de 2022-2023», indicó.
En la actualidad hay 24 países en situación «grave» de inseguridad alimentaria de los que 16 se encuentran en África, un continente especialmente afectado por el encarecimiento de los fertilizantes, cuyas víctimas principales son los pequeños agricultores, señalaron las organizaciones multilaterales.
Para evitar que la crisis alimentaria continúe empeorando, pidieron actuar directamente en los focos de hambre, facilitar el comercio, potenciando el papel del sector privado, y reformar los subsidios para que sean más eficientes.
«La mayor parte de la respuesta global de protección social a la inflación se presenta en forma de subsidios, la mitad de los cuales no están focalizados, son ineficientes y costosos para gobiernos que ya están limitados», indicó la FAO.
Por ello, los países «deben equilibrar las intervenciones urgentes a corto plazo con los esfuerzos de resiliencia a más largo plazo a medida que responden a la crisis», añadió.
Según los cálculos de la FAO, los países han invertido más de 710.000 millones de dólares en medidas de protección social, aunque de ese total los de bajos ingresos han percibido solo 4.300 millones mientras que los de ingresos altos superan los 500.000 millones.