Redacción internacional.- El rompehielos nuclear ruso Ural se vio obligado a reducir la velocidad para ceder el paso a un oso polar que se desplazaba por el golfo de Yeniséi.
El animal hizo caso omiso a las señales de advertencia de la tripulación, demostrando quién manda en el Ártico.
A los tripulantes no les quedó otra que frenar ante la determinación del plantígrado y esperar a que concluyera su caminata.