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Otra novela sobre Santo Domingo del exilio republicano español

El exilio español de 1939 en lo cultural hizo pasar a nuestro país de una Edad Media a un Renacimiento. No solo proveyó pintores, escultores, poetas y profesores universitarios, sino tres novelas.

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Está circulando en Europa una tercera novela sobre el ambiente dominicano en base a memorias del exilio republicano español. Transcurre en San Pedro de Macorís entre 1940 y 1946 y se titula Las antípodas de Marina Ginestá y está dedicada a la memoria de  Jesús de Galíndez.

Con apenas 17 años de edad Marina fue brevemente novia nada menos que de Ramón Mercader, el que luego de ser entrenado por el servicio secreto ruso, asesinaría en México a León Trotsky por órdenes de Stalin cuatro años después. En una fotografía Marina aparece desfilando en Barcelona con Mercader. Para esa época ella era militante de la Juventud Socialista Unificada de Cataluña, así como de la Juventud Comunista. Fue intérprete, en francés, de Mijail Koltsov, corresponsal del diario soviético Pravda, quien, según muchos autores, era un agente de Stalin en España, pero quien sería llamado a Moscú en 1937, denunciado durante la gran purga de 1938 y ejecutado.  Una fotografía de la Ginestá de 1936 con 17 años y un rifle al hombro en la terraza del hotel Colón de Barcelona se haría famosa.

Tras la victoria de Franco, Marina tuvo que huir cruzando los Pirineos donde no solo se rompió la muñeca izquierda, sino que pereció su compañero. Saldría desde Francia rumbo a México aunque llegó a la República Dominicana, trasladándose a San Pedro de Macorís. Estuvo activa en la exhibición por toda la República Dominicana de noticieros soviéticos que alababan el papel ruso durante la guerra que estaba teniendo lugar. En ese momento Stalin, Roosevelt y Churchill luchaban del mismo lado. En nuestra obra La migración española de 1939 y los inicios del marxismo-leninismo en la República Dominicana el nombre de ella y de su compañero aparecen mencionados como comunistas en los reportes de los servicios de inteligencia de Trujillo y del FBI por lo menos tres veces.

En San Pedro de Macorís la autora aparentemente vivió en una pequeña casa frente a la de la amante del jefe del ejército en esa ciudad y también trabajó como moza en uno de los pocos restaurantes del pueblo. Fue precisamente en San Pedro de Macorís en 1942 donde tuvo lugar la primera huelga obrera contra Trujillo en cuya preparación estuvieron activos refugiados republicanos españoles. Ese tema es tratado en la novela, así como la persecución y asesinato de prominentes dominicanos.

Marina Ginestá logró salir del país en 1946, pues los submarinos alemanes habían desaparecido y era factible transportarse a Venezuela. Luego se trasladó a Francia donde se relacionó en los alrededores de París con un círculo de exilados que incluía a Pablo Casals. Ya desilusionada con el comunismo, en 1951 se casó con un diplomático belga con el que vivió en Bruselas y La Haya.

Su hijo nos envió fotografías de la familia en San Pedro de Macorís y entre sus recuerdos está la vinculación de Marina y su hijo con la familia del colono azucarero de origen suizo Gaetán Bucher, apellido que es citado en la novela. Su hijo nos narró cómo, terminada la guerra, su madre y él pudieron viajar a Suiza para reunirse con el viejo Bucher, cuyo hijo, una vez desaparecido Trujillo, sería uno de los administradores de los ingenios del Estado dominicano.

Las antípodas se une así a Tres salen por el Ozama,  de otro catalán, Vicenc Riera Llorca, publicada originalmente en México en 1946 y luego por la Fundación Cultura Dominicana que presido. También contamos con Medina del Mar Caribe de Eduardo Capó Bonnafous, publicada originalmente en México en 1965 y luego en Santo Domingo por parte de la Sociedad Dominicana de Bibliófilos. Las antípodas vio la luz  originalmente en Barcelona en catalán en 1976, luego en francés en París en el 2014 y finalmente en español también en París en el 2019.

El exilio español de 1939 en lo cultural hizo pasar a nuestro país de una Edad Media a un Renacimiento. No solo proveyó pintores, escultores, poetas y profesores universitarios, sino tres novelas.

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