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Otra tragedia

Todo esto explica la manera rápida y desgarrante en que estas sustancias producen la muerte, porque como han explicado especialistas, la ingesta de alcohol artesanal afecta los órganos del cuerpo con más agua como los riñones, el cerebro y el globo ocular, generando serios daños en cada uno y un final que continuará si no se logra detener estas fábricas criminales y aplicar todo el peso de la ley a sus traficantes.

Como si no fuera suficiente con la tragedia del coronavirus y sus graves implicaciones para la vida, la salud y la economía, tanto a nivel local como mundial, ahora tenemos en el país otro drama humano con un balance de víctimas que crece de día en día por la ingesta de alcohol adulterado.

En distintas zonas y localidades del país se registra una oleada de consumo de estas sustancias que ni siquiera pueden ser llamadas propiamente licores, ya que se trata de inmundas preparaciones realizadas en condiciones de higiene e inseguridad deplorables, por lo que son verdaderas bombas mortales.

Aunque aún no hay un informe oficial preciso y concluyente sobre el caso, versiones oficiosas recogidas sin ningún rigor o comprobación y que, por tanto, no son del todo confiables, indican que se trataría principalmente de clerén, un alcohol producido principalmente por haitianos de forma artesanal y clandestina.

Otros informes dan cuenta que en algunos casos podría tratarse del llamado “triculí”, un alcohol producido también irregularmente y no sujeto a ninguna regulación o control de calidad y que desde hace años se ha detectado en algunas regiones con improvisados destiladores, en una práctica que no ha podido ser erradicada.

Además en otros casos y como parte de la confusión reinante, conjuntamente con el dolor y el luto de las familias afectadas por la muerte de parientes, se atribuyen algunas muertes a una sustancia no identificada, o sea diferente al clerén o el triculí, lo que debe ser motivo de una exhaustiva investigación de las autoridades.

Mientras las pesquisas apenas avanzan en ese sentido, el Ministerio de Salud Pública informó el desmantelamiento de una fábrica de una letal sustancia supuestamente alcohólica, más bien diríase diabólica, que operaba con tanques en el patio de una fábrica clandestina.

Con toda razón, el ministro Rafael Sánchez Cárdenas, ha calificado de criminal la venta de alcohol adulterado que ya ha producido 30 víctimas, cifra que podría ser mayor en el curso de los días a medida que se conozcan los casos, pues parece que el consumo se encontraba bastante extendido y con un notable incremento durante la semana santa.

Las imágenes publicadas sobre la forma en que operaba esta generadora de muertes y los detalles de los insumos utilizados son verdaderamente espeluznantes, ya que para aumentar la fermentación y acelerar el proceso, los productores utilizaban materiales orgánicos como cabezas de pollo y fragmentos de madera que hacen una nauseabunda mezcla de putrefacción.

Todo esto explica la manera rápida y desgarrante en que estas sustancias producen la muerte, porque como han explicado especialistas, la ingesta de alcohol artesanal afecta los órganos del cuerpo con más agua como los riñones, el cerebro y el globo ocular, generando serios daños en cada uno y un final que continuará si no se logra detener estas fábricas criminales y aplicar todo el peso de la ley a sus traficantes.

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