Otro vandalismo

Resulta que este sí ha fijado posición sobre cada uno de esos temas, pero ¿acaso es necesario para referirse al vandalismo de los pseudo-huelguistas? Creer que solo están calificados para opinar quienes crean igual que yo o coincidan conmigo es una manifestación totalitaria, antidemocrática y de gran pobreza argumental. ¡Vandalismo mediático!

La intolerancia y cerrazón son usualmente atribuidas a gobiernos o autoridades, como si otros actores del debate público no fuesen igualmente proclives a ese lisio. Ningún ambiente tan propicio para comprobarlo como las discusiones de asuntos públicos en Twitter u otras redes.

Ayer por ejemplo una distinguida periodista pretendía descalificar a Campos de Moya, presidente de la Asociación de Industrias, porque este opinó –certeramente— que los desórdenes en el Cibao no han sido huelgas sino “una coerción por vándalos y maleantes interesados en crear desórdenes, afectar la libre empresa, el desarrollo y la estabilidad”. Y la manera de ningunear esa opinión fue preguntarse si alguien escuchó a De Moya “hablar de Odebrecht, los Tucanos, la OISOE o la Sunland”…

Resulta que este sí ha fijado posición sobre cada uno de esos temas, pero ¿acaso es necesario para referirse al vandalismo de los pseudo-huelguistas? Creer que solo están calificados para opinar quienes crean igual que yo o coincidan conmigo es una manifestación totalitaria, antidemocrática y de gran pobreza argumental. ¡Vandalismo mediático!