x

Pacquiao, estandarte de la Iglesia filipina contra los anticonceptivos

Imagen sin descripción
Escuchar el artículo
Detener

Manny Pacquiao

Manila.- La Iglesia Católica filipina ha encontrado en el campeón mundial de boxeo Manny Pacquiao un valioso estandarte en su dura pugna con el Gobierno por frenar la aprobación de una ley que facilite el acceso a los contraceptivos a toda la población.

Desde su escaño de congresista estrenado hace menos de un año, Pacquiao se ha convertido en los debates parlamentarios de esta semana en uno de los opositores más virulentos a esta iniciativa apoyada por el presidente del país, Benigno Aquino.

Con la misma agresividad con la que hace apenas dos semanas ganó un nuevo entorchado mundial de peso welter en Las Vegas ante el estadounidense Sugar Shane Mosley, Pacquiao arremete contra el proyecto «porque va contra la ley de Dios».

«Dios dijo ‘creced y multiplicaos’, no que tuviéramos sólo uno o dos niños», afirmó esta semana a la prensa después de reunirse con dirigentes de la Iglesia filipina para garantizarles su apoyo en esta cruzada.

El presidente de la Conferencia Episcopal filipina, Monseñor Nereo Odchimar, celebró que Pacquiao «promocione la cultura de la vida porque la gente le escucha».

‘Pacman’, padre de cuatro hijos con su esposa Jinkee y envuelto en los últimos años en varios líos de faldas, defendió que la abstinencia sexual es parecida al boxeo porque requiere disciplina.

Los promotores de la normativa, que pretende facilitar el acceso y la información de los distintos métodos de planificación familiar para todos los filipinos, defienden que es necesaria para aliviar la miseria.

Un informe hecho público por la ONU este mes advertía de que el fuerte crecimiento económico de Filipinas (7,6 por ciento en 2010) no favorecerá a los pobres hasta que haya una política de control de la natalidad en el país, cuyo índice de fecundidad es de 3,19 niños por mujer.

Sin embargo, para Pacquiao este argumento no es válido porque «la culpa es de la corrupción, ya que el dinero que tendría que ayudar a los pobres acaba en los bolsillos de los gobernantes de familias ricas».

El púgil también echó mano de sus orígenes humildes para tocar la fibra sensible de sus millones de seguidores al afirmar que él nunca habría existido si sus padres, que eran pobres y desempleados, hubieran usado anticonceptivos.

Sin embargo, no demostró la misma habilidad con la que esquiva los puños de sus rivales ante la incisiva pregunta de un periodista que le recordaba que su esposa, Jinkee, declaró recientemente que toma la píldora anticonceptiva.

El congresista por la provincia de Sarangani se escabulló aduciendo que «aunque la ley no haya sido aprobada, mucha gente ya usa condones o píldoras, así que no hace falta ninguna norma» y aseguró que su esposa ha abandonado los anticonceptivos.

El indiscutible ídolo nacional por sus ocho títulos de campeón mundial de boxeo ha vivido durante años ajeno a la crítica, tratado como un héroe por la prensa y los políticos, pero su exagerada toma de partido en un asunto tan controvertido le está costando los primeros ataques.

La senadora Miriam Defensor Santiago, una de las promotoras de iniciativa parlamentaria, acusó al boxeador de caer en el fundamentalismo religioso por sus declaraciones, le tildó de «hipócrita» y le exigió que no utilice la popularidad ganada en los cuadriláteros.

«Sería algo muy equivocado que use su celebridad para influir en lo que no deja de ser un gran debate de economía y política», dijo.

En los últimos meses, la controversia sobre la planificación familiar ha ido en aumento en Filipinas debido a la beligerancia de la Iglesia Católica, que ha amenazado con excomulgar a Aquino, firme defensor de la medida.

El presidente, quien ha reiterado que no se arredrará ante las amenazas, afirmó que no busca un enfrentamiento con la Iglesia.

«Aprendí en la escuela católica que el último juez es nuestra conciencia. No busco ninguna pelea contra la Iglesia», dijo hoy a la prensa.

Varios líderes católicos también han amenazado al Gobierno con promover una campaña contra el pago de impuestos en caso de que la ley sea finalmente aprobada, pues consideran que los anticonceptivos son una forma de aborto, ilegal en Filipinas.

En un país donde el 80 por ciento de los 94 millones de habitantes es católico, los obispos han contribuido a que ninguna iniciativa sobre anticonceptivos haya conseguido aprobarse desde las primeras propuestas en los años 90.

Comenta con facebook