Introducción
1.- Por estar nuestro país ubicado en la región más desigual del planeta tierra, la generalidad de las personas que por aquí habitan forman parte de sociedades atrasadas, dependientes y, por vía de consecuencia, de muy escaso desarrollo.
2.- El poco avance socioeconómico presente en el seno de nuestro pueblo, trae vicios que afectan la formación de los miembros de la comunidad.
3.- Las taras sistémicas lesionan a los seres humanos, sin importar su ubicación de clase social o nivel educativo.
4.- Tomando en consideración el peso e incidencia de los fenómenos nocivos, las impurezas resultantes de un orden social decadente dañan hasta a los formados en el correcto proceder.
5.- Poco importa el esfuerzo de la mamá o el papá en darles exquisita educación a sus niñas o niños, porque nada quita que luego, al llegar a la adultez, su modo de actuar sea diferente al perseguido por los progenitores.
I.- El medio social contra el esfuerzo formador de los padres
6.- El medio social dominicano ha llegado a un grado tal de degradación y contaminación, que ejerce predominio, influye en las personas sin tomar en cuenta la fortaleza de los principios que aprendieron en el hogar para seguir el buen actuar.
7.- La positiva instrucción aportada por los padres en la casa, para que sus descendientes fueran en el futuro modelo de sana conducta, después resulta inútil al ser estropeada por el medio dañino.
8.- Los sanos sentimientos que los ascendientes llevaron a la conciencia de sus chiquillos, más tarde se hacen ineficaces frente al poder que ejercen los nuevos hábitos que les inducen a actuar mal. Las deficiencias morales toman dominio en la mente llegando a corromper.
9.- Padre y madre están expuestos a sufrir en el porvenir, al ver su esfuerzo educativo, ceder ante las feas prácticas ejecutadas por los bisoños que educaron para que hicieran de mujeres y hombres de bien.
10.- La preocupación conjunta de mami y papi, para que hijas e hijos lleguen a ser moralmente exaltados, después se convierte en una pesadilla cuando comprueban que sus muchachitos son afrentas sociales.
11.- Los educadores en la casa, los padres, en nuestro medio pueden llegar a vivir muy al contrario de como pensaron pasar su ancianidad. De aspirantes a ser venturosos, es posible que pasen a ser desafortunados por el mal proceder de sus vástagos.
12.- Lo que constituye el todo de una hija o de un hijo, tanto en lo físico como en la conducta, es obra de sus padres, pero hay que tomar en cuenta que ese armazón de carne y espíritu está bajo una permanente acción y efecto de un cuerpo social dañado.
II.- Frustración de los padres al cambiar la conducta de los descendientes
13.- Procrear y educar están a cargo de progenitores responsables, pero ese compromiso familiar puede ser frustrado por el mal actuar de sus hijas o hijos en la sociedad.
14.- La mujer o el hombre puede salir del hogar de sus padres en condición de persona merecedora de ser honrada por sus virtudes honorables, pero una vez entra a ser parte de la sociedad, ésta le convierte en indigna, en una cosa de baja calidad humana.
15.- Las intervenciones que se dan en el medio, llegan a tener dominio en el proceder de entes de la sociedad, de donde resulta que al transcurrir los años la comunidad de acciones hacen asimilar buenas o malas conductas.
16.- Actividades sociales importantes, laborales o recreativas, organizan en la mente de las personas actitudes que con el tiempo las unifican de tal manera que la experiencia en el hogar originario queda atrás, olvidada.
17.- La formación moral y la talla de la personalidad que los padres llevan en el hogar a sus niñas y niños, solo pueden ser mantenidas en sociedades homogéneas, y de manera excepcional por algunos connacionales en ambientes degradados.
18.- Por más que mamá y papá se esfuercen por entregar a la sociedad mujeres y hombres condicionados moral y socialmente, nada les garantiza en nuestro medio que conservarán la conducta enseñada.
Ideas finales
19.- Los padres de familias de la sociedad dominicana de antes, que hicieron lo necesario para formar a su hija o hijo para que fuera modelo de ciudadano, no tienen que lamentarse si ahora se porta como desprovisto de buenas orientaciones.
20.- Enseñarle a un descendiente la decencia, la honradez y la rectitud, no impide que olvide esas enseñanzas y luego accione siguiendo la línea contraria que le lleva a la indignidad y a la deshonestidad.
21.- En una sociedad degradada, ética y moralmente, ningún ascendiente puede sentirse realizado como correcto formador de sus vástagos, porque el medio social viciado lo puede convertir en víctima de las taras sociales.
22.- En nuestro país, papá y mamá, en vida, nunca deben vanagloriarse de la esmerada formación que les dieron a sus retoños, porque, en un santiamén, el preciarse se les puede convertir en una humillación.