Del Bravo a la Patagonia (Tercer Mundo más, Tercer Mundo menos) nadie lo va a creer; de México a Argentina, pasando por Centroamérica y el reguero de islas del Mar Caribe y aguas anexas, todos se asombrarán al saber que a estas alturas siglo veintiuno de Occidente, hay un Estado (llamémosle así, por decir algo) que, más de quinientos años después de todo lo vivido y sabido, no ha podido resolver el problema más elemental de todos los problemas elementales de cualquier país elemental: Cómo recoger, trasladar, depositar y hasta aprovechar la basura. Sí, eso: Basura… (Y dirán, para vergüenza nuestra: “¡Qué país tan atrasado!”).
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