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País de "clase media": La gran mentira

El pueblo dominicano ha sido sistemáticamente empobrecido por imperios e imperialismos, por el gran capital local y transnacional.

El entorno que habita, su medio ambiente, luce diezmado y contaminado; aunque conserva parte de sus riquezas y bellezas, de su hermoso patrimonio territorial.

La sociedad dominicana, en cuanto a su composición social, no es ni puede ser una sociedad de “clase media” próspera como se está diciendo, ni desde el punto de vista de clase, ni del de los ingresos y formas de vida de la mayoría de sus habitantes.

Lo primero es que no hay tal “clase media”, sino capas intermedias, con sectores muy diversos ubicados entre la burguesía (transnacional y local) y una enorme pobrecía integrada por asalariados/as, desempleados/a, semi-empleados/as, chiriperos/as, emigrantes desprotegidos, lúmpenes, y micros, pequeños y medianos propietarios pobres y muy pobres.

En esas capas medias hay personas y familias prósperas, unas con altísimos niveles de vida, otras con buenos ingresos y otras que simplemente cubren sus necesidades. Esto es lo que Bosch y las escuelas sociológicas en que se apoyó, denominan “clase media alta” y “clase media media”, colocadas por encima la “clase media baja” o empobrecida.

La existencia de la burguesía transnacional y la gran burguesía local,  sus dinámicas de explotación, sobre-explotación  y exclusión social, le pone el sello especial del capitalismo canibal a nuestra sociedad, subordinando las capas intermedias y exprimiendo la pobrecía asalariada y no asalariada; todo esto con un fuerte tinte gansteril que permite hablar de un lumpen capitalismo mezclado con elites partidocrática y militares-policiales inmersas en la delincuencia de Estado.

DIMENSIÓN DEL EMPOBRECIMIENTO, LA PROLETARIZACIÓN Y EXCLUSIÓN SOCIAL

Mientras:

-El Estado emplea 700 mil asalariados/as civiles y militares; la mayoría, pobres o muy pobres.

-En las Zonas Francas, con salarios muy bajos, sobreviven entre 170 y 200 mil trabajadores/as.

-El sector turismo cuenta con cientos de miles de asalariados de bajos ingresos.

-En la gran industria manufacturera, puertos, minería, aeropuertos, empresas agropecuarias, servicios públicos (salud, educación, limpieza, comunicación, transporte, domestico, restaurantes….) acontece algo parecido.

-En la micro, pequeña y mediana empresas que emplean la mayor proporción trabajadores/as,  la situación es igual,  peor o ligeramente mejor.

-Tenemos un proletariado y semi-proletariado agropecuario numeroso con salarios muy bajos y gran inseguridad laboral.

-El desempleo absoluto, aunque no se admita oficialmente, ronda entre el 20 y el 25 por ciento. Unos 700 mil jóvenes  ni trabajan ni estudian.

-El 53% de los empleos son informales.

-Los ingresos del 80% de la población empleada no pasan de los 15 mil pesos mensuales mientras la canasta familiar ronda los 30 mil.

-El déficit de viviendas es de 900 mil.

-República Dominicana es de los últimos países en educación, salud, vivienda, salubridad, seguridad social y seguridad ciudadana.

Esos indicadores muestran un cuadro de pobreza y pobreza extrema a todas luces mayoritario, que pretende ser artificialmente reducido con una metodología inventada por el Banco Mundial a base de indicadores engañosos que abultan la mal llamada “clase media” y crean un “sector vulnerable” (supuestamente en vía de convertirse en una “clase media” prospera); mientras la clase capitalista dominante queda encubierta bajo el nombre de “sector residual”.

Así, mediáticamente, la poderosa elite capitalista, sus corporaciones, su Estado, sus partidos, sus fuerzas armadas, sus medios de comunicación y desinformación, queda reducida a un residuo en extinción.

Pasa algo parecido con los cálculos oficiales respecto al empleo y al desempleo que presentan cifras abultadas de los nuevos puestos de trabajo y ocultan los empleos suprimidos, al tiempo que definen como empleado hasta al trabajador/a que apenas ha laborado unas semanas en el año.

Las denominaciones y parámetros usados por esa entidad al servicio del gran capital mundial y de las grandes potencias capitalistas que tutelan las tecnocracias locales, tan alegremente asumidas por el presidente Medina y sus colaboradores, procuran endulzar (hasta obviando su existencia) las lacras de este y otros capitalismos dependientes periféricos.

Ahora resulta, que además de supuestos países en “vías de desarrollo”, somos sociedades de “clase media”; mientras la prosperidad y la acumulación de riquezas en el capitalismo neoliberal gansterizados, en lugar de “derramarse”, se concentra arriba y empobrece bestialmente a nuestros pueblos.

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