Tercera diferencia: Mientras los prohombres de los proyectos nacionales de América Latina continental, Siglo 19, arengaban a sus pueblos a la toma del poder, aquí nadie encandiló a las masas en el mismo sentido, y sólo Mella, ante un puñado de hombres, lanzó un trabucazo con un “¡Viva!” a todo lo alto de su patriótica emoción, para entonces sumarse a Sánchez y los demás Trinitarios, salidos de la clandestinidad para tomar la guarnición de la Puerta del Conde y proclamar una República en la que no asumirían el poder, sino que lo entregarían a sus enemigos internos, que de inmediato la emprendieron contra los patriotas.
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