El Pontífice hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió a los superiores y alumnos de la Academia Pontificia Eclesiástica, la escuela diplomática de la Santa Sede, a los que recibió en audiencia en el Vaticano.
El Obispo de Roma afirmó que el diplomático es un papel delicado y que sus miembros tienen que tener "la capacidad de expresar una cuestión de manera fiel y eficaz y al mismo tiempo de manera respetuosa ante la sensibilidad de los otros".
"Esa es la verdadera habilidad del diplomático y no la astucia, como muchas veces de manera errónea se piensa, o aquellos comportamientos que representan sobre todo la degeneración de la práctica diplomática", subrayó el papa.
Benedicto XVI destacó que "lealtad, coherencia y profunda humanidad" son las virtudes "esenciales" de cualquier diplomático, que está llamado a exponer no sólo su propio trabajo y cualidades, sino a entregarse totalmente al servicio de una palabra que no es la suya".
El Papa Ratzinger señaló que en la época actual la figura y papel de los representantes diplomáticos sigue siendo "esencial".
"Su misión (del diplomático) es la de ser el trámite de una correcta comunicación entre los gobiernos y como consecuencia son instrumentos de construcción de la unidad entre pueblos y la consolidación de las mismas de manera pacífica y solidaria.
Benedicto XVI resaltó la "larguísima tradición" de la diplomacia vaticana y su contribución a las relaciones diplomáticas entre los estados